Pérez brilla como MVP, Colón y Escobar como productores
El receptor venezolano Salvador Pérez puso su sello personal en los bates de la Serie Mundial al ser nombrado Jugador Más Valioso (MVP) del Clásico de Otoño y representar a los jugadores latinoamericanos en la competición más importante que define al campeón de las Grandes Ligas.
Además de conseguir el título de la Serie Mundial ayudando a su equipo los Reales de Kansas City a derrotar en 12 entradas con pizarra de 7-2 a los Mets de Nueva York, fue elegido como el mejor de la serie que disputó al mejor de siete y cayó del lado de los nuevos campeones al conseguir ganar cuatro partidos.
Para el venezolano de 25 años de edad, fue un reconocimiento unánime por su labor de liderazgo y manejo del bate oportuno en los momentos decisivos.
Pérez, nacido en Valencia (Venezuela) y con cinco años de experiencia en las mayores, completó los cinco partidos de la Serie Mundial con .364 de promedio de bateo al pegar 8 de 22 con dos dobles y dos carreras y disputó todos las entradas de los partidos menos la última del primero que se disputó en el “Kauffman Stadium”, de Kansas City.
El receptor venezolano se convirtió en el séptimo que logra el premio de MVP en la Serie Mundial, pero el primero desde que lo logró Pat Borders, en 1992, con los Azulejos de Toronto.
Pérez se unió al abridor Bret Saberhagen como los dos únicos peloteros de los Reales que tienen en su poder el premio de MVP de la Serie Mundial.
Otro candidato al premio era su compatriota Alcides Escobar, que ganó el MVP de la Serie de Campeonato de la Liga Americana que los Reales ganaron a los Azulejos.
Si Pérez brilló con luz propia, el resto de la batería latinoamericana de los Reales no se quedó atrás. El bateador emergente puertorriqueño Christian Colón fue el encargado de pegar el sencillo productor que inició racimo de cinco carreras en el décimo segundo episodio, que marcó el triunfo de los Reales.
En la parte alta de la décimo segunda entrada, Colón lució en su primera oportunidad con el madero en la postemporada. Al empuñar el madero por primera vez en la fase final el boricua conectó sencillo a lo profundo del jardín izquierdo y remolcó a la registradora al corredor emergente Jarrod Dyson.
El batazo de Colón fue el que descontroló la serpentina de los Mets y abrió la puerta para iniciar el racimo de cinco, que sería la producción que marcaría el triunfo de los Reales.
Después de que Colón tenía un strike, una bola y un foul en la cuenta, cazó el servicio y puso la pelota en el jardín izquierdo, con el que rompió el empate en la pizarra.
Cuando Colón puso fuera de control los disparos de los Mets, el siguiente en el turno, Escobar remolcó la segunda carrera del racimo de cinco.
El venezolano acumuló dos bolas, un foul y un strike antes de hacer sonar el bate con imparable de dos almohadillas sobre el jardín izquierdo y mandó a la timbradora a Colón.
Escobar consiguió nueve carreras remolcadas en la fase final y dejó en .329 su promedio con el tolete. El guardabosques Lorenzo Cain también mandó la pelota al jardín izquierdo con batazo doble y remolcó a la goma del plato al guardabosques brasileño Paulo Orlando, a Escobar y al segunda base Ben Zobrist.
En el ataque, Pérez pegó una vez en cinco viajes a la caja de bateo y mandó una carrera a la registradora. Pérez terminó la postemporada con ocho remolcadas y con .259 de promedio de bateo.
En el montículo, el abridor dominicano Edinson Vólquez trabajó seis episodios, aceptó dos imparables, incluido un jonrón, y dos carreras, dio cinco pasaportes y ponchó a cinco bateadores rivales.
Vólquez, que salió sin decisión, lanzó sólo un día después de haber regresado de su natal República Dominicana, a donde asistió al funeral de su padre, Daniel Vólquez, quien murió antes del inicio del primer partido de la Serie Mundial.
El abridor dominicano antes de comenzar su labor, en la parte baja del montículo escribió las iniciales “DV”, en memoria de su padre.
Su compatriota, primero de tres relevos, Kelvin Herrera, lanzó tres episodios, permitió un imparable y ponchó a tres bateadores enemigos antes de pasarle la pelota a Luke Hochevar, quien se acreditó el triunfo.