Centroamericanos atemorizados ante amenaza de deportación
El temor ante una inminente deportación acecha a Yolani, una madre hondureña que ingresó de manera ilegal al país en diciembre pasado junto a su pequeña hija, desde que se dio a conocer el inicio de redadas masivas de centroamericanos la semana pasada.
“Estamos muy preocupadas con lo que puede pasar, porque después de tanto sufrir para que luego nos hagan esto. No es justo”, dijo la inmigrante hondureña que debe comparecer ante un juez de migración para conocer su futuro.
La madre, de 29 años de edad, salió el pasado 1 de diciembre de su ciudad natal de Juticalpa, Honduras, desde donde inició una travesía de más de 15 días en autobús y caminando hasta cruzar el Río Grande en la ciudad fronteriza de Reynosa.
Junto a ella, y su hija de cinco años, cruzaron a nado el río un grupo de 70 inmigrantes más que también fueron detenidos y trasladados a un centro de detención en el que les colocaron un grillete electrónico en el tobillo para monitorear sus movimientos antes de dejarlos ir.
René, un inmigrante de origen guatemalteco que no quiso identificarse con su apellido, vivió en carne propia lo que es sentir el temor de ver a su familia desintegrase a causa de las recientes redadas migratorias.
Tras horas de lo que él califica como “intenso acecho” afuera de su vivienda en Atlanta, agentes de migración se llevaron detenidos a su hermana y dos de sus sobrinos el sábado por la mañana. “Me mintieron y me intimidaron al decirme que si yo no cooperaba con la investigación, yo también iba a ser arrestado y al ver tanta presión no tuve otra alternativa más que abrir la puerta de mi casa y dejarlos entrar”, dijo.
El guatemalteco, que tiene 11 años viviendo en Georgia, dijo que hasta ahora no ha podido comunicarse directamente con su hermana y que solo le han indicado que ella se encuentra junto a sus hijos, de 11 y 17 años, en un centro de detenciones fronterizo en el estado de Texas a la espera de su deportación.
Para René es inexplicable que se hayan llevado a su hermana, quien pese a haber entrado ilegalmente a Estados Unidos en 2014, obtuvo un permiso de trabajo y un número de Seguro Social tras finalizar su proceso en cortes de migración.
Al igual que Yolani y René, miles de centroamericanos -muchos de ellos menores- que ingresaron al país de manera ilegal entre enero de 2014 y mediados de 2015, miran con temor e incertidumbre las redadas que se llevaron a cabo en los últimos días en los estados de Georgia, Carolina del Norte y Texas.
El Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) confirmó esta semana que habían dado inicio a una operación a nivel nacional que había culminado en 121 arrestos. “Es vergonzoso que ICE esté persiguiendo a madres y niños que buscan refugio de la persecución, crímenes y tortura que sufren en sus países de origen en Centroamérica”, señalo Azadeh Shahshahani, una prominente abogada de derechos humanos radicada en Atlanta.
El diario The Washington Post, citando fuentes anónimas, informó en diciembre sobre una presunta “campaña nacional” por parte de ICE para deportar a miles de familias de inmigrantes indocumentados, lo cual sonó la alarma tanto entre la comunidad inmigrante como en las organizaciones y activistas que abogan por ellos.
La información del rotativo, que fue secundada por un reporte similar publicado por el diario The Wall Street Journal, se dio a conocer poco después de que el Gobierno del presidente Obama diera a conocer que entre octubre y noviembre de 2015 habían sido detenidas 4.450 familias salvadoreñas, 3.943 guatemaltecas y 3.203 hondureñas.