Cubanos refugiados de Centroamérica llegaron a Nueva Jersey
El martes último llegaron a West New York, Nueva Jersey, los primero cinco cubanos, de un primer grupo de 180 personas, procedentes de Costa Rica donde recibieron una visa de tránsito hacia Estados Unidos. Al momento entre 8000 y 9000 inmigrantes cubanos permanecen en Costa rica y Panamá esperando llegar a la frontera estadounidense.
Están contentos de llegar a buen puerto, que duda cabe, pero más de un año en territorios desconocidos e inhóspitos deja secuelas.
La cubana Nolvis García aún tiene fresco en el recuerdo las penurias que pasaron. La peor fue en la frontera de Costa Rica con Nicaragua, en noviembre pasado. Las fuerzas del orden los reprimieron apenas se internado 10 kilómetros en territorio nicaragüense.
“Nos tiraron bombas lacrimógenas, balas de goma, rompieron clavículas, rompieron cabezas, no respetaron que había niños, mujeres embarazadas, todo para empujarnos de regreso hacia la frontera” dice Nolvis, a Reporte Hispano, en el condado de Hudson, en la oficinas médicas de Félix Roque, alcalde de West New York, quien les ha ayudado a encontrar refugio temporal a los cinco.
Por ahora, mientras la situación migratoria se resuelve no hay tiempo para pensar en disfrutar de la libertad.
Yeleine Céspedes, de la ciudad de Olguín, Cuba, y sobrina de Nolvis, salió antes que ella de Cuba, el año 2014, con destino al Ecuador, allí trabajó un año como mesera, ganando 5 dólares al día. Ahora sólo piensa en trabajar para pagar una deuda de $3.000 que asumió para emprender el viaje al sueño americano.
“Estudié enfermería en Cuba, pero no terminé porque no hubiera podido salir al extranjero, ya que los médicos y enfermeros no pueden salir sin permisos especiales del gobierno. Primero quiero trabajar, urgente, más tarde quiero estudiar algo relacionado con la medicina”, anota Yeleine.
Por el momento no está en sus planes visitar la estatua de La Libertad o Times Square, dice Liliana Borges, de 26 años, hija de Nolvis.
“La verdad es que estamos tan estresados que por el momento no queremos visitar nada. Solamente pensamos en trabajar. Luego, cuando esté algo estable, quizá vuelva a estudiar derecho”, dice Liliana con voz quebrada.
Sergé Acosta dice que su salida de Cuba tiene la fecha del 24 de agosto del 2015, al Ecuador y allí se unió al grupo que terminó en Union City. Tiene un pequeña deuda de 220 dólares, el precio del autobús que lo llevó hasta Laredo, que espera pagar pronto, apenas consiga trabajo.
“Me parece que lo que yo trabajaba en Cuba no lo podré hacer aquí, porque yo trabajaba en agricultura, y trabajé un tiempo en albañilería, eso si creo que lo voy a poder desempeñar”, dice Acosta, quien tiene como segunda prioridad, luego de conseguir un trabajo, estudiar inglés.
El último del grupo es Orestes Arias, 26 años, que dice haber estudiado informática en el Instituto Paula de la Torriente Brau, en Miramar, y tiene dominio de la tecnología de la fibra óptica. Trabajó en su profesión Venezuela en el 2010, pero espera perfeccionar su carrera “en el primer mundo”.
Alcalde pide soluciones
El médico y alcalde Félix Roque, convertido en el defensor y valedor de los cubanos refugiados, dijo que ésta ola de cubanos “a diferencia del éxodo del Mariel (1980), con todo respeto, que Castro aprovechó para enviar dentro de ellos a todos los presos que tenían en su cárceles y si con ellos hubo problemas de drogadicción, delincuencia, etc, pero yo le garantizo que con estos compatriotas, después de haber estado con ellos 8 días en Costa Rica, considero que la mayoría, más del 90% son personas educadas, abogados, médicos, periodistas, ingenieros”.
“Son personas que quieren salir de Cuba no porque están buscando el bienestar económico, no, ellos están huyendo de la misma represión de la que huyó mi familia en el año 67,¨ insistió Roque.
Finalmente dijo que está muy agradecido con el liderazgo del presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís y su Canciller Manuel González, pero “ellos no tienen la infraestructura para mantener 9,000 refugiados cubanos, con muchas mujeres embarazadas, niños y adultos que no se pueden levantar del piso porque no tienen insulina”.
Roque dijo que esos miles de seres humanos están sufriendo sin necesidad y pidió una rápida solución a esta crisis humanitaria “porque lo más fácil es subirlos a un avión y llevarlos hasta México. Es más económico y más seguro”.
Como se sabe, de acuerdo a la ley llamada metafóricamente “pies secos, pies mojados” todo ciudadano cubano que pisa suelo estadounidense tiene derecho a solicitar la residencia permanente al año y un día de haber llegado. Los que son atrapados en el mar, no tienen ese derecho y deben ser retornados.