Sentencian a red de latinos que obligaban a mujeres a prostituirse
Un hombre de Lakewood y sus 4 socios fueron sentenciados a la prisión del estado por operar burdeles en Lakewood que eran parte de una red de burdeles en New Jersey, New York y otros estados que traficaban mujeres desde México a los Estados Unidos para trabajar como prostitutas.
Los hombres fueron acusados el año pasado en una investigación conjunta de la División Criminal de Justicia y ICE Homeland Security Investigations (HSI) llamada “Operation No Boundaries” (Operación sin Fronteras)
Los hispanos sentenciados por el Juez de la Corte Superior del condado de Ocean, Wendel E. Daniels son: Jose Cruz Romero-Flores, 39 años de edad, alias “Chato,” el dueño de los burdeles de Lakewood, sentenciado a 5 años de cárcel por conspiración para facilitar tráfico humano. Félix Ríos Martínez, 48 de edad, y Raúl Romero-Castillo, de 31 años, ambos también de Lakewood, fueron sentenciados a 5 años de prisión, por tráfico humano.
Por su parte, Santos Lazaero Flores-Cruz, de 59 años, de Union City y Haliro Bueno, 22 años, de Lakewood, fueron condenados a 3 años de cárcel por promocionar la prostitución.
Romero-Flores operaba varios burdeles en Lakewood, incluyendo los de Bellinger Street y Chestnut Street y en la Brook Road, en Lakewood.
La investigación conjunta reveló que Romero-Flores y otros dueños de burdeles en New Jersey, New York y los estados de los alrededores trabajaban juntos como una red para traer mujeres a EE UU ilegalmente, principalmente de México pero también de otros países de América Latina, y las iniciaban en una vida de prostitución. Muchas mujeres fueron engañadas para que creyeran que eran traídas a los EE UU para trabajar como amas de casa o niñeras. En otros casos, fueron obligadas a ir a los EE UU para trabajar en el “circuito” de burdeles y se les ordenaba que mandaran el dinero que ganaban a México.
“Es simplemente inverosímil que ninguna mujer se sometería a una vida donde tenía que servir hasta 40 hombres por día como una prostituta en un burdel decadente si no fuera coaccionada y viviera con miedo de los que se beneficiaban de su sufrimiento,” dijo el Fiscal General Interino Hoffman.
“Este caso ilustra claramente el nivel de subyugación a los que los traficantes de seres humanos reducen a sus víctimas. Nos estamos enfocando en esta clase de esclavitud de nuestros tiempos a través de prosecuciones como ésta y a través de campañas donde ponemos una luz en la oscuridad donde estos crímenes ocurren.”
Múltiples víctimas fueron rescatadas en esta investigación. El Fiscal General Interino Hoffman anotó que la Division of Criminal Justice mantiene una línea gratis 24-horas NJ Human Trafficking Hotline 855-END-NJ-HT (855-363-6548) para víctimas y otros que quieren reportar información confidencialmente.
Los 4 hombres asociados que asistieron a Romero-Flores supervisando los burdeles, conducían a mujeres y clientes a y desde los burdeles, y llevaban a cabo otros trabajos.
Todos los acusados son Mexicanos de nacionalidad que estaban ilegalmente en los EE UU. A todos les fueron negados la opción a la fianza mientras aguardaban por el juicio y están sujetos también la jurisdicción federal por violar las leyes de inmigración.
El día 11 de Julio del 2013, los detectives y agentes ejecutaron órdenes de allanamiento para el burdel en Brook Road y la casa de Romero-Flores, así como también varios vehículos, confiscando acerca de $5,800 en efectivo, documentos de identificación incluyendo pasaportes Mexicanos y licencias de conducir, teléfonos celulares, laptops, y libros de contabilidad con los nombres de las mujeres que trabajaban en los burdeles y las fechas que estaban programadas para trabajar.
La investigación reveló que los dueños de los burdeles en la red pagaban a “coyotes” para que contrabandearan mujeres a Estados Unidos desde México. Las mujeres, en muchas ocasiones, estaban presionadas a pagar a aquellos que las trajeron a los EE.UU.
Una vez que las mujeres eran traídas dentro del “circuito” eran movidas de burdel a burdel, para que los clientes de los burdeles tuvieran más variedad.
Romero-Flores ordenaba a las mujeres que trabajaron para él cumplir con cuotas. No era raro que las mujeres sirvieran 100 clientes o “johns” en una semana de 6 días, de Lunes a Sábados, y a veces ellas servían hasta 40 o más clientes en un día.
Los clientes pagaban $30 por cada encuentro sexual. Los clientes venían a los burdeles o eran servidos en “outcalls” en los que las prostitutas eran conducidas al lugar del cliente.
Se cree que varias docenas de mujeres trabajaron en el burdel administrado por Romero-Flores en el curso de la investigación.
Romero-Flores mandaba dinero derivado de sus burdeles a México, donde tenía propiedades. Las mujeres retornaban al final de la semana a otras residencies, generalmente a Queens, N.Y., área o en el área de Union City en New Jersey.
Romero-Flores rutinariamente iba a Queens, N.Y., a recoger a las mujeres que trabajaban en sus burdeles.