Muere la comediante Joan Rivers
Joan Rivers, la escandalosa y mordaz comediante que se abrió paso en el mundo de los programas nocturnos de televisión dominados por hombres y convirtió las alfombras rojas de Hollywood en campos minados para las celebridades mal vestidas, falleció el jueves. Tenía 81 años.
Rivers fue hospitalizada la semana pasada tras sufrir un paro respiratorio en un consultorio médico en Manhattan luego de un procedimiento de rutina. Su hija Melissa Rivers dijo que murió rodeada de su familia y amigos cercanos.
“La mayor alegría en la vida de mi madre era hacer a la gente reír”, dijo Melissa Rivers. “Aunque es difícil hacer eso en este momento, sé que su último deseo habría sido que volvamos a la risa pronto”.
Rivers, quien comenzaba su rutina con la clásica frase de “¿podemos hablar?”, nunca se volvió más dulce en las décadas por las que se extendió su carrera. Tenía insultos para todo tipo de raza y clase. Cambió sus viejos objetos de críticas como Elizabeth Taylor, a quien ridiculizó célebremente por ser gorda, por los nuevos rostros y siguió participando en programas de televisión hasta sus últimos días.
La comedia no era su gusto, sino su terapia: se reía de su propia vida burlándose de todo, desde su falta de atractivo físico hasta su propia moral.
“Nunca he querido tener ni un día menos de los que tengo”, insistió en una entrevista de 2013 con The Associated Press. “La gente dice ‘desearía volver a tener 30’. ¡Noooo! Yo estoy muy feliz aquí, es genial, cada vez es mejor y mejor, y después claro, todos morimos”, dijo riendo.
Famosa por preguntar “¿A quién llevas puesto?”, en referencia a los diseñadores, la rubia de voz ronca ayudó a patentar los comentarios previos a las ceremonias más importantes del mundo del espectáculo y la crítica dura que suele acompañarlos, como al despedazar la ropa de Adele para los Grammy diciendo que la hacía ver como si se hubiera sentado en una tetera.
Acabó con los actores en los Oscar, los Emmy y los Globos de Oro en la cadena E! Entertainment desde que en 2007 ella y su secuaz, su hija Melissa, fueron despedidas por TV Guide Channel y reemplazadas por la actriz Lisa Rinna. Pero hallaron el éxito en E! con “Fashion Police”, presentado por Rivers y producido por su hija. Era una personalidad de la televisión trabajadora, tenaz y fuerte. Nunca dejó de presentarse a los sets, escribir y mejorar sus chistes.
“Mi problema es que hago chistes demasiado seguido”, dijo a AP en 2013, días después de la muerte de su hermana mayor. “Estaba contando chistes ayer en la funeraria, así es como puedo vivir. La vida es TAN difícil, a todos nos ha tocado algo malo. Pero si te puedes reír de eso se vuelve menos grave”.
En la década de 1980 enfrentó una crisis profunda. Edgar Rosenberg, su esposo desde hacía 23 años, se suicidó en el 87 cuando ella fue despedida de su programa de entrevistas en Fox, que él producía. El fracaso del programa fue un factor importante, dijo Rivers. El suicidio de Rosenberg descarrió temporalmente su carrera.
“Nadie quiere ver a alguien cuyo esposo se suicidó haciendo comedia cuatro semanas después”, dijo al New York Times en 1990.
Originalmente había entrado a la farándula con el sueño de ser una actriz de drama, pero la comedia era una manera de pegar la renta. “Alguien me dijo ‘puedes ganar seis dólares haciendo monólogos en un club”’, dijo a The Associated Press. “Y yo dije ‘¡ahí les voy!’, era mejor que estar mecanografiando todo el día”.
A comienzos de la década de 1960, la comedia era un asunto de hombres y las únicas atrevidas eran Totie Fields y Phyllis Diller. Pero Rivers trabajó hasta ascender en los clubes de Nueva York y en 1965 logró su primera gran participación en “Tonight”, tras numerosos rechazos. “Eres muy graciosa, serás una estrella”, le dijo Johnny Carson después de que hizo carcajear al público.
Ese mismo año grabó su primer disco de comedia: “Joan Rivers Presents Mr. Phyllis and Other Funny Stories”. Y su vida personal también mejoró: conoció a Rosenberg, un productor británico, y se casaron tras cuatro días de noviazgo.
Rivers presentaba un programa de entrevistas matutino en la NBC en 1968 y al año siguiente debutó en Las Vegas. En ese entonces las comediantas eran todavía una rareza.
“Controlar al público es algo muy masculino”, dijo Rivers al Los Angeles Times en 1977. “Es como ser un domador de leones. En el minuto en el que una mujer toma cualquier forma de poder, ellos te quitan totalmente tu feminidad, pero no es así. Catalina la Grande se la pasó muy bien”.
En 1983 causó revuelo cuando la nombraron invitada permanente para “Tonight” con Carson, quien había dependido de substitutos temporales, incluida Rivers. Aunque ayudó a mantener buenos índices de audiencia, NBC dudó en renovar su contrato tres años después.
Entonces surgió la oferta de su propio programa en Fox. Lanzó “The Late Show Starring Joan Rivers” en Fox en 1986, pero el proyecto duró sólo una temporada y le costó caro: Carson dejó de hablarle cuando se enteró de que era su competencia y su esposo se suicidó cuando dejaron de transmitir el programa.
Le llevó dos años revivir su carrera, pero tras esto nunca se detuvo. Rivers se presentaba en clubes de comedia y en programas de televisión como “Hollywood Squares”. Actuó en Broadway y lanzó más álbumes de comedia. También publicó libros; el más reciente, “Diary of a Mad Diva”.
Sarah Silverman, Kathy Griffin y otras comediantas jóvenes han dicho que Rivers es una inspiración para ellas, del mismo modo en que Rivers diría que Diller hizo su carrera posible.
Joan Molinsky (su verdadero nombre) nació en Brooklyn hija de inmigrantes rusos: Meyer Molinsky, un médico, y Beatrice. Luchó con su sobrepeso cuando era pequeña y usaba la fantasía como un escape. Tras graduarse del Barnard College en 1954 trabajó como coordinadora de modas para una cadena de tiendas por departamentos. Estuvo casada por seis meses con Jimmy Sanger.
En los últimos años era un rostro común en el canal de ventas por televisión QVC, mostrando su línea de joyería. Ganó el reality “Celebrity Apprentice”, superando a la campeona de poker Annie Duke, con quien tuvo discusiones bastante acaloradas. En 2010 fue objeto del documental “Joan Rivers: A Piece of Work”.
A comienzos de 2014 Rivers se tatuó “6M” en un brazo para representar a los 6 millones de judíos asesinados en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.
“Uno nunca se relaja y dice, ‘bueno, aquí estoy”’, dijo. “Uno siempre piensa, ‘¿irá a estar todo bien?’. Nunca he dado todo por hecho”.
Rivers deja a su hija Melissa y a su nieto, Edgar.