Advierten de que hay casos de mal de Chagas
El mal de Chagas, una enfermedad parasitaria que puede causar problemas de corazón asociada sobre todo a países de Latinoamérica, ha sido detectado en pacientes de los estados de la franja sur de Estados Unidos, según un estudio que recomienda prestar más atención a esta afección.
Los investigadores analizaron los test rutinarios que se les hicieron a los donantes de sangre en el estado de Texas entre el año 2008 y 2012 para detectar el mal de Chagas, unas pruebas que son obligatorias en Estados Unidos para quienes donan sangre desde 2007, y encontraron que uno de cada 6.500 donantes dio positivo.
Esa cifra es 50 veces superior a la de los Centros de Control de Enfermedades (CDC), que sitúa en 300.000 los casos a nivel nacional, pero, según los investigadores, sus datos son consistentes con estudios realizados en otros estados del sur.
El estudio liderado por Melissa Nolan Garcia, experta en sanidad tropical de la Facultad de Medicina de la Universidad Baylor College en Houston (Texas), fue presentado durante la sexagésimo tercera reunión anual de la Asociación Estadounidense de Medicina Tropical e Higiene, en Nueva Orleans (Luisiana).
Nolan explicó que no se trata de un contagio por una enfermedad que se haya traído de otro país o por un flujo migratorio sino que “el vector ya está aquí y lleva bastante tiempo”, según indicó.
“Hay personas que pueden haberlo contraído durante un viaje, pero también tenemos evidencias de gente infectada que ha vivido siempre aquí, no ha dejado nunca el país”, lo que, según la experta, son “señales de infección local”.
De las 40 muestras de insectos transmisores recolectadas en 11 condados de Texas, los investigadores encontraron que el 73 por ciento portaba el parásito, y la mitad tenía restos de haber extraído sangre humana.
El mal de Chagas es una enfermedad potencialmente mortal causada por el parásito protozoo “Trypanosoma cruzi”, que transmite una especie de chinche conocido como “vinchuca”. La enfermedad puede permanecer asintomática durante años y cuando se manifiesta provocar problemas cardiacos o digestivos.
Los investigadores se refieren a la enfermedad, que se da sobre todo en ámbitos rurales, como un “asesino silencioso” porque, aunque el paciente no siente los síntomas de inmediato, acaba causando problemas cardiacos en el 30 por ciento de los infectados.
Su preocupación es que la mayoría de las personas que dieron positivo no sabían que tenían la enfermedad, por lo que instaron a las autoridades sanitarias para que tengan este factor en cuenta ante casos en los que el paciente pueda presentar síntomas.
“Necesitamos aumentar el conocimiento para poder tratar adecuadamente a estos pacientes”, señaló Nolan.
El equipo hizo, además, un seguimiento de la salud de 17 pacientes infectados y descubrieron que el 41 por ciento desarrolló algún tipo de enfermedad como arritmias o infección del músculo cardíaco (miocarditis).
“La gente que dona sangre normalmente son adultos sanos. La gente por la que estamos preocupada en términos de carga de la enfermedad son los que viven en zonas rurales en extrema pobreza”, apuntó, por su parte, Kristy Murray, coautora del estudio.
Otra de la preocupación de los expertos es que no hay tratamientos adecuados para abordar esta enfermedad aprobados por las autoridades federales de medicamentos.