‘Éxodo silencioso’ de cubanos
Las alarmas por la llegada de nutridos grupos de balseros cubanos en las últimas semanas a la costa de Florida se han disparado, un fenómeno que los exiliados de la isla en Miami califican de continuo “éxodo silencioso”, aunque la Guardia Costera “no ve indicios” de que sea masivo.
Si bien no se ha emitido “ninguna alerta especial” por el peligro de que se pueda desatar una emigración masiva desde la isla, los guardacostas no esconden su preocupación: Se ha registrado un incremento del 75 % de estos casos en los últimos meses y en el pasado año fiscal (del 1 de octubre de 2013 al 30 de septiembre de 2014) se contabilizaron cerca de 4.000 balseros.
Se trata de la cifra más alta en los últimos cinco años y, pese a que hablar de una potencial crisis de balseros sea excesivo, las autoridades estadounidenses no quieren que esta posibilidad les pille desprevenidos y están preparados para responder de inmediato, si se desata una emigración masiva.
De todas maneras, “no hay ningún indicio de que se pueda hablar de un éxodo masivo (de cubanos). Lo que sí ha habido es un aumento significativo del número de inmigrantes que intentó llegar a EE.UU. por mar”, destacó Marilyn Fajardo, portavoz de los guardacostas de distrito séptimo de Florida.
Para considerarlo un éxodo masivo, precisó Fajardo, tendrían que confluir dos circunstancias: en primer lugar, que “los cubanos llegaran por cientos a la costa de EE.UU.”; después, que lo hicieran “simultánea y diariamente”, como en la denominada “crisis de los balseros”, cuando unos 50.000 cubanos se echaron al mar en 1994 para alcanzar la costa estadounidense.
Pero para Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, de Miami, “estamos asistiendo a un ‘éxodo silente’ de balseros” que tiene su origen en la “desesperanza que existe” en la sociedad cubana. Hartos de promesas de reforma incumplidas e irreales, “pura fábula”, por parte del Gobierno de La Habana, los cubanos “han comenzado otra vez a arriesgar sus vidas en el mar” con la esperanza de alcanzar territorio estadounidense, apuntó Saúl Sánchez.
Un total de 3.940 inmigrantes fueron interceptados en el mar o lograron tocar tierra en el año fiscal 2013, el doble del registrado en 2012 (2.129 cubanos) y aún mayor respecto de los años 2011 (1.870), 2010 (1.976) y 2009 (1.740).
Si embargo, en los años fiscales de 2007 y 2008 se registró un total de 7.866 y 5.766 cubanos, respectivamente, que intentaron llegar por mar a Estados Unidos, cifras mucho más altas que las contabilizadas en el último año fiscal.
Otro factor que incide en esta ola migratoria desde la isla es el hecho de que el “régimen, indirectamente, estudia un éxodo con el propósito de crear un factor de presión sobre EE.UU. para lograr concesiones como el levantamiento del embargo o créditos que necesita”, apostilló el activista cubano.
En parecidos términos se expresó Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS), de la Universidad de Miami (UM), quien calificó el fenómeno de “Mariel lento”, porque “todavía no tiene las características” de éste, un caótico éxodo en 1980 que trajo a unos 125.000 cubanos a Estados Unidos, en su mayoría a las costas de Florida.
En opinión del académico de origen cubano, dos son los principales factores que precipitan esta nueva oleada de inmigración cubana por mar: “la desilusión por los cambios que ha introducido Raúl Castro en Cuba”, que se perciben, principalmente entre los jóvenes, como “falta de futuro”, y el “efecto llamada” de los cubano-americanos, que ejercen una “gran atracción sobre los cubanos en la isla”.
Esto no contradice el análisis de Fajardo, para quien el “flujo” de inmigrantes cubanos que se echan al mar varía de un año a otro dependiendo de una serie de elementos internos socioeconómicos y políticos, en la isla.
“Estas oleadas de cubanos en balsa o que salen por otros medios y caminos de la isla van a continuar”, aseguró Suchlicki. Es la “crisis económica total que tiene el régimen castrista la que está precipitando esta suerte de lento éxodo silencioso”, afirmó Orlando Gutiérrez, director del Directorio Democrático.
Dejó claro que esta llegada de balseros en embarcaciones rústicas, precarias, a la costa estadounidense sólo pone en evidencia que los cubanos “no creen en Raúl Castro, ni en sus reformas ni en lo que tiene para el pueblo de Cuba y prefieren arriesgar sus vidas en el mar a seguir en la isla”.
Es precisamente ese punto el que preocupa sobremanera a la Guardia Costera estadounidense, que ha constatado “en los últimos meses un aumento de cubanos que utilizan balsas caseras, muy frágiles, hechas de espuma y materiales endebles (para llegar a EE.UU.); a diferencia de la emigración de las décadas de 1990 y 2000, que se usaban más lanchas rápidas”, consideró Fajardo.