Aceite de pescado y yoga para buena salud
El aceite de pescado y el yoga son las prácticas complementarias preferidas en Estados Unidos para mantener alejado del médico, según los resultados de un estudio que analiza los hábitos suplementarios de los estadounidenses para mantenerse saludables.
El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integradora (NCCIH), de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), divulgó los datos más recientes de un estudio que publica cada cinco años. En su tercera edición, correspondiente a 2012, el estudio revela que un tercio de los estadounidenses toma algún tipo de medida adicional alternativa para proteger su salud.
Los complementos alimenticios naturales (suplementos dietéticos distintos de las vitaminas y los minerales), siguen siendo la medida más común, si bien “sus beneficios no son claros”, indica el estudio.
La segunda práctica complementaria más habitual son los ejercicios de respiración (10,9 por ciento), seguida de las actividades de “bienestar” para el equilibrio físico y mental, como el yoga (10,1 por ciento).
El estudio analizó los datos de 88.962 adultos y 17.321 niños de edades entre 4 y 17 años, recopilados en colaboración con el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros Nacionales de Control de Enfermedades (CDC).
Aunque prácticamente no ha habido cambios en el porcentaje general del uso de suplementos alimenticios naturales (17,7 %), respecto a las encuestas anteriores, sí lo hubo en el tipo de productos consumidos.
“La encuesta muestra que los consumidores están prestando atención a las evidencias médicas y utilizando esta información para tomar sus decisiones”, indicó Josephine Briggs, la directora del NCCIH.
El aceite de pescado fue el suplemento no vitamínico ni mineral más empleado entre los adultos, y pasó del 4,8 en 2007 al 7,8 en 2012, seguido de la glucosamina, que generalmente se elabora a partir de conchas marinas y se usa para la osteoartritis, el dolor de rodillas, el dolor de espalda y el glaucoma.
Algunos médicos recomiendan el consumo de aceite de pescado, a raíz de investigaciones que sugieren que puede contribuir a la reducción de la presión sanguínea, la inflamación y el fortalecimiento de las neuronas, “aunque sus beneficios no se entienden de todo bien”, señala el estudio.
El uso de la melatonina, una hormona que se emplea para ayudar a ajustar los ciclos de sueño o insomnio, por ejemplo en el caso de “jet lag” o para las personas que varían frecuentemente su turno de trabajo, se ha duplicado y ha pasado del 0,6 al 1,3 por ciento.
Por el contrario, ha habido un descenso en el empleo de glucosamina y del sulfato de condroitina, que se utiliza para la osteoartritis, a veces en combinación con otros productos, del 3,2 al 2,6 por ciento.
Aunque la encuesta no evalúa el motivo del cambio de los encuestados en el uso de estos productos, “algunas de las tendencias coinciden con investigaciones publicadas sobre la eficacia de esos productos naturales”, como el caso de la melatonina, puso como ejemplo Briggs.