EEUU saca tarjeta roja a FIFA por corrupción y detiene a 14 miembros
El Gobierno anunció una amplia investigación contra la corrupción en el mundo del fútbol que afecta a varios dirigentes de la FIFA y que, según el Departamento de Justicia, salpicó desde la elección de Sudáfrica como sede del Mundial en 2010 a la designación del presidente de la FIFA en 2011.
La fiscal general, Loretta Lynch, acompañada del director del FBI, James Comey, compareció en una rueda de prensa en Nueva York para detallar los cargos contra 14 personas, entre directivos de la FIFA y ejecutivos de empresas relacionadas con ese organismo, después de la detención de siete de ellos en Suiza.
“Utilizaron sus posiciones de confianza para solicitar sobornos a cambio de los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo”, denunció Lynch, quien pese a la insistencia de los periodistas evitó pronunciarse sobre posibles medidas contra el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter.
Las autoridades dijeron que con esta investigación están sacando una “tarjeta roja” a la FIFA y avisaron que las detenciones en Zurich son solo el comienzo de su persecución contra la corrupción en el mundo del fútbol, ya que se trata de una investigación que sigue en marcha.
Entre los acusados se encuentran dos vicepresidentes de la FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo y el caimanés Jeffrey Webb, así como el expresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), el paraguayo Nicolás Leoz.
El resto de los federativos acusados son el costarricense Eduardo Li, el nicaragüense Julio Rocha, el trinitense Jack Warner, el venezolano Rafael Esquivel, el brasileño José María Marín y el caimanés Costas Takkas.
La investigación por sobornos que alcanzarían los 150 millones de dólares incluye 47 cargos, desde organización mafiosa y fraude masivo hasta blanqueo de dinero, y los 14 acusados, algunos de los cuales ya se han declarado culpables, se enfrentan a un máximo de 20 años de cárcel.
De los siete detenidos en Suiza, seis ya declararon ante la policía y rechazaron ser extraditados a Nueva York, por lo que ahora el Gobierno estadounidense deberá cursar formalmente las peticiones de extradición a las autoridades del país helvético.
Preguntada sobre el futuro de Blatter, que opta a su reelección, Lynch evitó pronunciarse aunque recordó que la investigación todavía no ha terminado. “No vamos a hacer comentarios sobre nadie que no esté incluido en el pliego de acusaciones”, dijo la fiscal.
Según el Departamento de Justicia, el escándalo salpica a la elección de Sudáfrica como sede del Mundial, “corrompida a través de sobornos”, la elección de Blatter en 2011 o los acuerdos relativos al patrocinio de la selección brasileña por una compañía de deportes estadounidense están salpicados por el escándalo.
Además, la Copa América que se celebrará por primera vez en el país en 2016 “fue usada como vehículo en una conspiración más amplia para llenar los bolsillos de los directivos con sobornos de un total de 110 millones de dólares”, que representan casi un tercio de los costes legítimos de los derechos implicados en los torneos.
“En resumen, estos individuos y organizaciones incurrieron en sobornos para decidir quién televisaría los partidos, dónde tendrían lugar y quién controlaría la organización que supervisa el fútbol en el mundo”, agregó Lynch, que hasta hace meses era la fiscal general del distrito este de Nueva York, encargada de la investigación.
La fiscal general precisó que los acusados planearon parte de su actividad delictiva en reuniones celebradas en Estados Unidos, además de usar el sistema bancario de este país para distribuir los sobornos.
Por su parte, el director del FBI, James B. Comey, afirmó que esta investigación demuestra que “nadie está por encima de la ley” después de que el fútbol haya sido “secuestrado” de forma “muy agresiva”, una conducta que “no será tolerada”.
El fiscal interino del distrito Este de Nueva York, Kelly T. Currey, insistió en que “este es el comienzo, no es el final” de la determinación de Estados Unidos para “desmontar la corrupción global en el fútbol” junto a sus socios internacionales.
“Tenían grandes responsabilidades a todos los niveles, desde construir campos de fútbol para niños en países en vías de desarrollo a organizar el Mundial, y se esperaba que protegieran la integridad del juego. En cambio, corrompieron el negocio del fútbol mundial para sus propios intereses”, denunció Lynch.
“Este Departamento de Justicia está determinado a acabar con estas prácticas, a acabar de raíz con la corrupción y a llevar a los criminales ante la Justicia”, sentenció.