Mayweather, “payasada” millonaria ante Berto; Martínez y Salido, sí boxearon
El campeón invicto, el púgil estadounidense Mayweather Jr., ya tiene en su poder la marca de 49-0 que le permitió empatar con el legendario Rocky Marciano tras vencer por decisión unánime a su compatriota de origen haitiano Andre Berto.
La nueva marca de Mayweather Jr., que además anunció su retirada tras 19 años en el mundo del boxeo, la alcanzó tras disputar una pelea convertida en una auténtica “payasada” por las acciones de charla permanente, desplantes y burlas hacia su rival que protagonizó el campeón invicto, más que por la calidad de su boxeo.
En realidad no se dio nada destacable desde el apartado boxístico, como así lo expresaron los aficionados presentes en las gradas del MGM Grand Garden Arena, de Las Vegas (Nevada), donde se disputó la pelea, que al concluir le dedicaron un abucheo generalizado a Mayweather Jr.
No importó que tras conocer la también escandalosa puntuación de los jueces, uno inclusive le dio como ganador de todos los asaltos (120-108), Mayweather Jr. declarase oficialmente que se retiraba. Fue en ese momento cuando el abucheo se incrementó, en parte porque nadie cree que un campeón invicto, que buscaba marca histórica, pueda elegir para su última pelea a un rival de tan poco nivel y que desde antes de subir al cuadrilátero ya era perdedor. Todo lo contrario de lo que le sucedió a Mayweather Jr. que desde que lo eligió como su rival ya tenía asegurado el triunfo y una bolsa garantizada de 32 millones de dólares, que puso punto final al contrato firmado con la cadena de televisión CBS, propiedad de Showtime Sports, por 250 millones de dólares.
A partir de ahora Mayweather Jr., como también adelantó, ya sin ningún compromiso deportivo, se va a dedicar a descansar, ver fútbol americano, hacer apuestas, y ganar millones con alguno de los grandes equipos de la NFL en los que invertirá su dinero.
Del resto de su presencia en Las Vegas no quedó nada que pudiese ayudar a la imagen del boxeo, por el contrario, volvió a quedar cuestionado por el pobre espectáculo deportivo que dieron Mayweather Jr. y Berto, que intentó pelear pero no tuvo recursos para hacerlo, mientras que al campeón invicto, ante tan débil oponente, le sobraban.
Su argumento final fue que no hay nada que tenga que demostrar en el boxeo, ni conseguir y además no necesita el dinero porque siempre ha sido él, como profesional, el que lo ha generado.
Nada que objetar a su argumento final, es la gran verdad de “Money Man” al que se le puede cuestionar si es el mejor de todos los tiempos en el apartado deportivo, pero en la manera como generó ingresos, de lejos, es el número uno y no parece que a corto plazo pueda surgir alguien que ocupe el vacío millonario para los organizadores y cadenas de televisión de pago.
Lo que sí quedan son auténticos púgiles que dan la verdadera imagen de la dureza y lo difícil que es el boxeo cuando se sale al cuadrilátero a darlo todo como hicieron el puertorriqueño Román “Rocky” Martínez y el mexicano Orlando “Siri” Salido.
Ambos, antes de la pelea entre Mayweather Jr. y Berto, protagonizaron un combate lleno de entrega, golpes, caídas, emoción y un veredicto final de empate en las cartulinas de los jueces.
Burt Clements dio ganador a Salido con 115-113 puntos y Patricia Morse Jarman se decantó a favor de Martínez (115-113), mientras que Glenn Feldman lo dejó en empate (11-4-114).
Cierto que el veredicto no dejó contento a nadie, aunque Martínez retuvo el título del peso ligero júnior, versión Asociación Mundial de Boxeo (AMB), pero sí la puerta abierta para que haya una tercera pelea que pueda definir su gran rivalidad en un claro vencedor.
Todo estuvo tan igualado, que inclusive ambos púgiles se fueron a la lona en el tercer asalto, lo que hizo que la misma tampoco pudiese decantarse a favor de uno de ellos, aunque para el campeón su labor le hizo merecedor al triunfo, y sobre todo porque la caída no fue provocada por un golpe sino por un resbalón.
El árbitro de la contienda Vic Drakulich no lo vio así, lo que hizo que Martínez sintiese la necesidad de mantener la presión sobre Salido, pero sin que el púgil mexicano pudiese entrar en su guardia, algo que no siempre pudo lograr y de ahí que tampoco consiguiese definirla a su favor.
La última coincidencia de ambos púgiles al concluir la pelea, que permitió a los buenos aficionados amortizar el dinero pagado por ver la velada a través del sistema de televisión de pago, fue la de dejar asegurado un tercer combate de revancha, que hará todavía más grande y respetado al verdadero deporte del boxeo.