El Gran Combo festejó sus 55 años en NY

No han pasado en vano 55 años para el Gran Combo, ya no están en su mejor momento pero sigue siendo la “universidad de la salsa”, alimentando con su música a las nuevas generaciones, como se vió, escuchó y bailó en el Madison Square Garden la noche del viernes 9 de junio pasado.

Allí se pudo apreciar al longevo fundador Rafael Ithier, de saco blanco para diferenciarse del rojo del resto de la orquesta, dirigiendo la velada y, pese a que “no hay cama pa’ tanta gente”, solicitando a invitados como Gilberto Santa Rosa, que retorne para una última canción.

Pese a que la fiesta era del Gran Combo algunos espectadores como Celia Contreras, de Colombia, insistían que los cantantes invitados “cantaron muy poquito”.

Una noche extraodinaria, realmente, dijo Henry Ayala, cultor de la salsa y periodista de espectáculos, que sostiene que los cambios le han dado un giro a la agrupación, pero sin afectar el afecto de su público.

“En cuanto a arreglos musicales siempre son los mismos” dice Ayala. “Pero desde que se retiró Charlie Aponte la orquesta tuvo un bajón, él cantó durante 45 años en el Gran Combo y es el cantante con mayor cantidad de éxitos de su trayectoria artística. Entonces al entrar Anthony García la orquesta tuvo un bajón, pero gracias a Dios los seguidores del Gran Combo han seguido fieles a la tradición”.

Pero parece que la maldición tiene algo de cierta: dentro del Gran Combo todo, fuera de el nada.

Desde que Charlie dejó la agrupación, hace unos dos años, dice Ayala, para convertirse en solista no le ha ido nada bien, en cambio El Gran Combo sigue teniendo presentaciones a sala llena.

En mayo pasado la agrupación celebró sus 55 años en Puerto Rico, y esta vez lo replicó en Nueva York, coincidiendo con el Mes de la Herencia Puertorriqueña.

Y los puertorriqueños acudieron en masa.

Liz Olmedo, de San Juan de Puerto Rico, hoy residente de Queens, ha presenciado conciertos del grupo en su ciudad natal, pero le gustó más éste de Nueva York “porque aquí estamos los boricuas todos unidos”.

Otra puertorriqueña, Ineabel Fares, 40 años viviendo en Nueva York dijo que “siempren que he venido a ver al Gran Combo he salido satisfecha. Su música me mueve. Ese sabor de Puerto Rico que nos traen y nos calientan un poquito con esa salsa del Caribe”, afirma.

Nuevas generaciones, que solamente los habían escuchado en discos o CD’s, también acudieron a testificar la longevidad de la salsa.

Jackie y Carolina, dos jóvenes peruanas de Chorrillos y del Cercado de Lima respectivamente, tuvieron el primer concierto de sus vidas con los salseros en Nueva York, “igualito que en los CD’s, buena música, buena salsa”.

Liz Oscar, joven de Queens, también tuvo “ Un Verano en Nueva York” en su primer día con la llamada “Universidad de la Salsa” y no salió defraudada.

“Me gustaron, el ritmo es contagiante. Aquí en Nueva York siempre tenemos lo mejor del mundo,” dijo Liz.