Edwin Cardona, la furia goleadora
Jorge Gil Ángel / EFE
La vida profesional del futbolista colombiano Edwin Cardona (24 años) ha sido una pugna continua entre su poderío goleador y un fuerte carácter que deberá domar en su nueva etapa en el Boca Juniors, donde tendrá la oportunidad de lanzar definitivamente su carrera.
El club xeneize será el quinto del centrocampista, que desde sus épocas como juvenil ha sido elogiado por su desbordante talento pero criticado por tener problemas de sobrepeso y un mal carácter heredado de su dura infancia.
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en una paupérrima cancha de arena en una favela de Medellín, donde comenzó a destacar por su poderío goleador que lo llevó al Atlético Nacional cuando tenía 13 años, el sueño de todo niño oriundo de la capital de Antioquia.
Con el equipo verdolaga debutó cuando apenas tenía 16 años, en 2009, y fue convocado para las selecciones juveniles de Colombia.
Desde el primer momento su calidad futbolística contrastó con sus problemas para aceptar la disciplina y su tendencia a engordar, lo que lo dejó fuera de la selección sub-20 de Colombia anfitriona del Mundial de la categoría en 2011.
Tras conocer la decisión del entrenador de aquel equipo, Eduardo Lara, dio una muestra de cómo lidia con su carácter: aceptó quedar fuera pero aseguró que el seleccionador había cometido un error.
Ante la falta de continuidad en su club y la ausencia de convocatorias de las selecciones menores, Cardona buscó un nuevo rumbo y fue cedido en 2012 al Independiente Santa Fe, que buscaba ganar un título liguero tras 37 años de sequía.
En la capital, Cardona se hizo un hueco en el once titular como socio del argentino Ómar Pérez, tuvo protagonismo por las bandas donde tenía que encarar, asociarse y buscar el arco contrario.
En Bogotá cumplió con sus objetivos de jugar más, ganar un título y hacerse de un nombre en el fútbol colombiano pese a que le persiguieron las mismas críticas por su mal carácter y su gordura.
El año siguiente, el Junior de Barranquilla se interesó en él y lo contrató para que jugara junto a los talentosos Dayro Moreno, Giovanni Hernández y Teófilo Gutiérrez, una plantilla de ensueño para la liga colombiana.
Su equipo no consiguió alzarse con un título, pero Cardona mostró un rendimiento notable que llamó la atención de Juan Carlos Osorio, el entrenador de ese momento en Nacional, quien no dudó en contratarlo para un club que estaba a punto de iniciar su mayor ciclo de gloria. El centrocampista tomó la camiseta número 10 del club de sus amores, donde mostró que sus principales virtudes son deshacerse con facilidad de rivales en el uno contra uno para entrar al área y rematar a la puerta ante el más mínimo espacio que le den.
En la Copa Libertadores, el colombiano se reveló como una de las promesas más importantes del fútbol sudamericano aunque sus presentaciones fueron oscurecidas por dos expulsiones en partidos importantes.
De nuevo el mal genio con el que debe cabalgar le jugó malas pasadas. A pesar de eso, su rendimiento le valió para que el seleccionador de Colombia, el argentino José Néstor Pekerman, lo convocara por primera vez para un partido amistoso contra El Salvador el 3 de octubre de 2014.
En el segundo semestre de ese año, Cardona fue la figura del Atlético Nacional en el subcampeonato de la Copa Sudamericana -que perdió contra River Plate- y se consolidó como uno de los jugadores más talentosos del fútbol latinoamericano.
Por ello fue traspasado en 2015 al fútbol mexicano, donde jugó los últimos dos años y medio con el Monterrey.
El paso de Cardona por México estuvo plagado de altibajos: tuvo problemas con el entrenador Antonio Mohamed, con quien nunca terminó de consolidarse como titular, y recibió críticas por su sobrepeso y sus absurdas expulsiones.
A pesar de ello, su explosión por las bandas y su privilegiada pegada lo llevaron a sobresalir como uno de los mejores jugadores de la liga mexicana y al tiempo que se convirtió en ficha clave de la selección colombiana en las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018.
Cardona enfrentará un nuevo reto en Argentina y será el decimosexto colombiano que jugará con Boca Juniors, donde compartirá vestuario con sus compatriotas Wílmar Barrios, Frank Fabra y Sebastián Pérez.
Al aterrizar en Buenos Aires, manifestó que su fútbol no es “similar” al de Juan Román Riquelme, pero afirmó que espera dejar un legado en el club bonaerense “como lo hicieron los colombianos que pasaron por acá”.