Ernesto Escobedo, de jugar en parques públicos a la élite del tenis mundial
Iván Mejía / EFEUSA
De niño jugaba al tenis en el patio de su casa, estacionamientos o en pistas de parques públicos con un equipo que, “con trabajo duro”, le compraba su padre y hoy el mexicoestadounidense Ernesto Escobedo asciende entre la vanguardia de los mejores tenistas del mundo.
“No ha habido un mexicano entre los 100 mejores (tenistas del mundo) por muchos, muchos años”, dice orgulloso en entrevista en Los Ángeles el 67 de la ATP.
Para llegar a un puesto tan alto, el mejor hasta la fecha en la carrera de este joven tenista de 21 años, apostó por “ser muy disciplinado” y trabajar “duro en la cancha”, sin importar que tan improvisada fuera la pista para pegarle a la pelota con su humilde raqueta.
“Mucha gente piensa que el tenis es para ricos, pero mi papá no me crió pensando así. Mi padre ha trabajado muy duro toda su vida para darme la oportunidad de jugar tenis”, indicó el noveno clasificado en la Carrera a Milán, donde participarán en noviembre los ocho mejores tenistas menores de 21 años.
Escobedo padre, de 54 años, explica a que cuando era joven él también jugaba al tenis y llegó a participar en cuatro torneos en Europa, pero que finalmente lo fue dejando y acabó trabajando en el campo en Estados Unidos, por lo que desde “entonces quería demostrar que no es necesario tener dinero para ser bueno”.
“Cuando vi que mi hijo desde chiquito agarraba la raqueta para jugar le dije a Cristina (la madre) que para entrenarlo gastaríamos lo mínimo posible, por eso la preparación fue en casa y parques públicos”, señaló el progenitor, que ejerció de entrenador de su hijo.
Aquel pequeño que practicaba donde podía se ha convertido ahora en un joven de 185 centímetros de altura que cuenta con un poderoso y temible servicio de cerca de 140 millas por hora.
El tenista angelino tiene muy presente que su padre trabajó en la cosecha de la fresa en Santa María, California, y hoy es motorista de United Parcel Services (UPS), la mayor empresa de mensajería del mundo.
“El me crió de esa manera y estoy feliz por eso, porque esto lo logramos sin mucho dinero; pero con todo el corazón”, recuerda sobre sus humildes inicios, empujado por el ejemplo y los retos que le planteaban su padre y su madre, mexicana y ama de casa.
Inspirado en el ejemplo del también mexicoestadounidense Pancho Gonzales, que mantuvo el título de tenista número 1 durante 8 años en la década de 1950, Escobedo entrena para su próxima meta: “llegar a estar entre los mejores 10”.
De esta forma, estaría en una terna exclusiva en la que actualmente figuran tres de los mejores tenistas de la historia de este deporte, el suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic.
“Mucha gente en este país piensa que, especialmente los mexicanos, no son de alto estándar”, considera el tenista, que afirma que hay mucha gente “sorprendida” por su éxito.
“Nadie creía en mí cuando era un chico, sólo mi familia y amigos; pero aparte de ellos todo mundo decía: ‘¡No la va hacer!’, ‘¡Es muy lento!’ o ¡No es suficientemente bueno!’”, recuerda.
Y es que estar entre los mejores 75 del mundo es muy complicado y debe enfrentarse a gigantes de este deporte, contra los que ha sufrido varias derrotas, pero también victorias como la cosechada en abril pasado en el Abierto de Houston, donde se clasificó para semifinales tras derrotar a su compatriota John Isner, 23 del mundo.
Escobedo ya ha podido participar en los cuatro grandes torneos del mundo (Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open), y lo hace con el sentimiento y el orgullo de representar a los dos países que lleva en el corazón.
“Yo juego para Estados Unidos, pero tengo tanta familia en México que me encanta jugar allá, me encanta el apoyo allá, que siento que es un privilegio ser estadounidense y mexicano”, asevera.