Pelea Mayweather-McGregor sigue sin venderse y hay temor en organizadores
La cuestionada pelea de boxeo entre el excampeón del mundo invicto, el estadounidense Floyd Mayweather Jr., y el monarca de las artes marciales mixtas (UFC), el irlandés Conor McGregor, sigue sin generar actividad entre los aficionados que buscan comprar entradas.
Esa tendencia ha sido admitida ya por los propios organizadores que se han visto sorprendidos ante el poco interés que se ha generado por ver la pelea el próximo 26 de agosto en Las Vegas.
Un alto número de entradas consideradas ideales para ver la pelea en el T-Mobile Arena, que se suponían tenían que estar ya vendidas no lo están, y ya se habla de “pinchazo” de la burbuja millonaria que se formó en torno a un combate, que el propio mundo de boxeo ha calificado como “farsa” y auténtico “circo”.
Los organizadores han comenzado a darse cuenta que han podido ser ellos mismos los que con el afán de conseguir el máximo de ganancias hicieron mal los cálculos en cuanto a la audiencia real con la que podrían contar.
Especialmente, porque el mundo del boxeo no tiene interés ni tampoco desea participar de una pelea ajena en todo a su deporte.
Nada que ver del interés que generó el duelo de Mayweather Jr. ante el filipino Manny Pacquiao, que al final también defraudaron debido a que el segundo subió al cuadrilátero lesionado y sin poder ofrecer su mejor rendimiento, en el 2015.
Además el poder adquisitivo de los seguidores que la UFC no es el mismo que el del mundo del boxeo, por lo que como mucho verán la pelea a través de la televisión de pago.
Pero lo más grave para los organizadores ha sido que ellos mismos, con el “montaje” sin control de la promoción de la pelea, mostró a la perfección el engaño que hay detrás entre Mayweather Jr. y McGregor, que los protagonistas se encargaron de dar a conocer.
Todo el espectáculo, calificado de “mal gusto”, “grosero” y “soez”, que dieron ambos peleadores durante la gira acabó por generar rechazo, hastío y falta de interés.
Ver en la promoción de la pelea a Mayweather Jr.jugar con su dinero y a McGregor, modelando abrigos de piel de oso y presumir que su patrimonio neto se cuadruplicará no fue lo más aconsejable.
Escuchar blasfemias mientras se gritaban el uno al otro, además de tratar de no reír de lo que ellos mismo montaron y compartían cuando se presentaban a los fotógrafos, dejó al descubierto lo cínico de la escenografía.
Al final la conclusión de su gira fue que no sólo se trató del típico montaje publicitario sino que además se convirtió en una gran burla, construida en base a una fantasía de irrealidad y farsa.
Tan falso como el cheque de 100 millones de dólares del que presume Mayweather Jr. cuando la realidad es que ni siquiera puede permitirse pagar sus impuestos sin vender algunos de sus activos, algo que no es broma sino una cosa muy seria en Estados Unidos.
Todo ese circo puede ser que lo vendan a través de la televisión de pago por un precio de 100 dólares con el que varios amigos amenicen un fiesta en su casa, pero como si se tratase de un evento deportivo más, sin mayor trascendencia.
Todo cambia a la hora de pagar entradas por valor de 20.000 dólares para estar en filas del T-Mobile, que si quieres ver bien la pelea tendrás que pagar 100 dólares más por el alquiler de unos binoculares.
Lo que se está generando en torno a esta pelea no sólo va a afectar a las ganancias económicas de los organizadores sino también a la propia ética de la Comisión Atlética de Nevada, responsable de la regulación del deporte del boxeo, que permitieron que se diese.
Mientras que Mayweather Jr. se enfrenta a la necesidad de conseguir dinero en efectivo, sin importar que su vuelta a los cuadriláteros es para hacer de todo menos de un campeón invicto.
Inclusive ya no le importa vender la pelea con la imagen de que se va a ver a un Mayweather Jr. inferior, sin el poder de antes, dando a entender que habrá cierta igualdad y entretenimiento.
Pero es que en realidad lo es, no sólo en el apartado deportivo sino también en su nivel de vida, donde la imagen de multimillonario, que se podía gastar el dinero que quisiera en todo tipo de lujos, incluidos los de lanzar billetes a las bailarinas de los clubes de Las Vegas, ha desaparecido.
Más trágico es lo de McGregor, un peleador que sabe perfectamente que no tiene ninguna posibilidad de ganar a Mayweather Jr en el cuadrilátero, si dentro del mismo no sucede algo “extraño”.
De ahí que el “engaño” de su pelea puede tal vez ser asumido por las personas que deseen pagar 100 dólares por verla en sus casas y tratar de superar los 4,6 millones que logró el duelo entre Mayweather Jr. y Pacquiao, pero en cuanto a las entradas prohibitivas que se han puesto a la venta en Las Vegas siguen sin tener dueño.