La vida de película de Lamotta ‘Toro Salvaje’ llegó a su fin
Hernán Bahos / EFE
No hubo vuelta al ring, ni salida a hombros. La última corrida del Toro del Bronx terminó en silencio.
El estadounidense Jake LaMotta, el legendario boxeador que inspiró la película Toro Salvaje, de Martin Scorsese, falleció este martes a los 95 años, informó Christi, una de sus cuatro hijas, debido a una neumonía, según declaró posteriormente su esposa, Denise Baker.
Bautizado como Giacobbe La Motta en una humilde familia de inmigrantes italianos radicados en el Bronx, el barrio neoyorquino donde nació el 10 de julio de 1922, tuvo una fulgurante carrera que comenzó a los 19 años, en 1941, y estuvo salpicada de turbulencias hasta su fin, en 1954.
Y a la par con esa trayectoria deportiva que generó simpatías e indulgencias en tiempos en que el boxeo alentaba vocación y pasiones desbordadas, Jake plantaba cara a una vida rodeada de problemas afectivos, ruina y violencia.
Fue testigo de los abusos y maltratos que su padre infligía a su madre, y en un reformatorio aprendió a defenderse a golpes.
Siete matrimonios, el último con Denise Baker resumen una vida sentimental de altibajos por culpa del alcohol y dramas familiares que de tiempo en tiempo se enlazaban, como la muerte en 1998 de dos de sus hijos: Jake, a consecuencia de cáncer, y Joseph, en un accidente de avión.
De los 106 combates que protagonizó durante 13 años, ganó 83 y perdió 19 y sumó cuatro empates.
A pesar de las terribles palizas que también se llevó, solo fue noqueado dos veces.
Debido a su tremenda resistencia en los cuadriláteros y a su estilo agresivo de encarar a los oponentes se ganó a lo largo de su carrera los apodos de Toro del Bronx y Toro Salvaje.
En 1949 se consagró campeón mundial al derrotar en Detroit al francés Marcel Cerdan al final del décimo asalto.
Pero sus más grandes rivales en el ring fueron a la vez sus más despiadados verdugos.
A ‘Sugar Ray’ Robinson sólo lo venció en una de las seis peleas que tuvieron. Para consuelo de LaMotta, fue la primera derrota de la carrera de su oponente. Y con Jimmy Reeves perdió dos de los tres enfrentamientos.
El sangriento combate del 14 de febrero de 1951 en Chicago con ‘Sugar Ray’ Robinson no solo significó para LaMotta la pérdida del cetro de campeón mundial, sino que es recordado en el boxeo como ‘la Masacre de San Valentín’.
Era su tercera defensa del título mundial. El Toro del Bronx dominó a su antojo a Robinson hasta el octavo asalto. Entonces la fatiga le pasó cuenta de cobro al campeón y su oponente se cebó hasta propinarle una de las más brutales palizas que se recuerden en este deporte.
El árbitro suspendió el combate al ver que el neoyorquino, sin defensa alguna, apenas se aferraba a las cuerdas para evitar desplomarse y perder por nocaut.
Tras su retirada, precipitada por una paliza que le dio en Miami Billy Kilgore, LaMotta ensayó las carreras de actor, cómico, modelo de anuncios publicitarios, gerente de un bar en Miami y hasta atracción estelar en una discoteca nudista en Nueva York.
Apareció en algunos filmes, el más recordado, El buscavidas, pero no logró poner fin a sus penurias económicas pese a que alguna vez confesó que había ganado un millón de dólares como boxeador.
En 1957, estuvo seis meses encarcelado por alentar a una menor a prostituirse y poco después, en una audiencia ante el Congreso, admitió que se había dejado sobornar por la Mafia para manipular apuestas. “¿Qué podía hacer?”, alegó en su defensa al confesar que se dejó ganar en 1947 por un tal Billy Fox, apadrinado por la Cosa Nostra.
“Golpear, golpear, golpear, nunca rendirse, recibir todo el castigo que pudiera soportar, pegar, pegar y pegar”, fue la bandera que enarboló durante su vida Giacobbe LaMotta o, simplemente Jake, el Toro del Bronx, según consignó en su autobiografía, en 1970.
Su agrietada imagen solo pudo se blindada diez años después por la película de Martin Scorsese ‘Toro Salvaje’, que recibió ocho nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película y dirección.
El guión del filme, escrito por Paul Schrader y Mardik Martin, se basó en la autobiografía ‘Raging Bull: My Story’, y el rol de protagonista encomendado a Robert de Niro, quien debió subir 22 kilos de peso, fue premiado con el Oscar de la Academia.