Repensando el español en Estados Unidos

El uso del español que María, José o Lucía hablan en casa, frente al inglés, ha disminuído en un 10% desde el año 1975, que es el año que se comenzó a registrar en el Censo de los estados Unidos.

¿Eso quiere decir que el español camina a desaparecer de los hogares hispanos en Estados Unidos?

Esa es una pregunta fundamental para cientos de miles de profesores que enseñan español y que asistieron al congreso: El Futuro de la Enseñanza del español en Estados Unidos, del Instituto Cervantes de Nueva York, del 8 al 9 de diciembre.

Francisco Moreno Hernandez, Director ejecutivo del Observatorio Español de la Universidad de Harvard-Instituto Cervantes, informó que, en efecto ha habido una disminución del hablar español en los hogares hispanos en la nación.

“Pero es un abandono lento, no es tan pronunciado como en otras lenguas,” dijo Moreno Hernandez.

Eso se puede comprobar, por ejemplo, con el uso del italiano que ha caído, de acuerdo a cifras de 1980 al 2015, hasta un 55%; del alemán que cayó en 32 .7% y del polaco que descendió hasta el 26% (según reporte de la web, El Confidencial)

Y muchos profesores respiraron con alivio: hay español para rato.

El conferencista dijo que hay datos que permiten ver un crecimiento sólido del español a futuro, a citar: el 50% de la audiencia hispana presta más atención a los anuncios en español que en inglés, mas del 90% de los hispanos creen que el español es importante como señal de identidad “otra cosa es que sea o no sea imprescindible hablar español para ser hispano en los Estados Unidos”.

Además, mencionó el alto nivel de negocios hispanos en suelo norteamericano, el número creciente de electores hispanos con derecho a voto y el crecimiento de oficiales electos hispanos.

Y remarcó que “el español es también una lengua estadounidense” atendiendo a su origen por la temprana presencia en la historia norteamericana, su cercanía geográfica, su influencia cultural y, al día de hoy, sus 55 millones de hispanos o el 17% de la población.

En general, presentó que en la economía, y la economía es sostén de la lengua, hay un potencial de crecimiento muy notable en la comunidad hispana: al año 2015, el 21 por ciento de los emprendedores fueron hispano, el volumen de venta de las empresas hispanas se ha duplicado desde el año 2002, el poder adquisitivo se ha cuadruplicado desde el 2010.

En cambio, en el presente, hay puntos flacos de la comunidad hispana, quizá el más importante es que somos una población pobre, al nivel del colectivo afroamericano.

Advirtió que pese a que existe una “regionalización” del español, que diferencia el habla de los residentes de Miami, California o Nueva York, o del español que habla un dominicano o un mexicano, o un colombiano, se está creando un español de los Estados Unidos.

“La frecuencia del uso del prononbre personal sujeto de la gente llegada del caribe insular y de las personas llegadas de México, son frecuencias que se van igualando. Como el voceo del centroamericano, que en su país es considerado algo popular pero aquí en Los Angeles, ‘yo voceo porque soy centroamericano’ y en los Estados Unidos se transforma en una seña de identidad, aunque lo natural es el tuteo, por la influencia de la gente llegada de México”.

Puso como ejemplo del español que se crea en Estados Unidos, señaló palabras como soda, troca, yarda, chequear, ganga, la cuales “se van incorporando a nuestro español estadounidense”.

Al respecto mostró un gráfico, que provenia de un informe sobre geografía léxica de los Estados Unidos, elaborado por el Observatorio del Español, con la palabra ‘término’, que es un claro anglicismo para hablar de ‘mandato’, que el diccionario define como ejercicio del mando de un representante electo.

El gráfico pinta de azúl un número elevado de estados, sobre un mapa de los Estados Unidos, que las personas entrevistadas consideraban la palabra “término” de uso corriente y que podría acabar consolidándose. Si, por ejemplo, se descubrió un rechazo generalizado al uso de la palabra “liquear”.