El sexo en la tercera edad, más placer que insatisfacciones

Mar Vila / EFEUSA

Los años pesan y el cuerpo da señales de estar lejos de la plenitud juvenil, pero aun así más de la mitad de estadounidenses con pareja de entre 65 y 80 años es sexualmente activa y más del 70 % está satisfecho con su vida sexual actual, aunque, como es lógico, tiene sus peros.

Según una encuesta de la universidad de Michigan el 73 % de ancianos está satisfecho con su actividad en la cama y dos de cada cinco dicen ser activos sexualmente, pero este dinamismo decae a medida que se acercan a los 80.

A las puertas de la etapa octogenaria, el 25 % dicen practicar sexo, un porcentaje que, según la sexóloga Antonia López, con consulta en Miami, debería alcanzar el 100 % ya que nuestros cuerpos están hechos para mantener relaciones sexuales hasta el fin de nuestros días.

“Se puede disfrutar de todo el cuerpo y tener una vida sexual plena, aunque adecuada a cada etapa y con matices”, dice López.

La sexóloga asegura que existen en el mercado numerosas posibilidades para eliminar las disfunciones sexuales propias de la vejez, pero que los ancianos no preguntan al doctor por vergüenza y porque “pensará que son unos adictos sexuales”.

No es el caso de Jackie Adelman, en sus 80, y Lee Adelman, a punto de cumplir 90 años, que son el ejemplo de la plenitud sexual a una edad avanzada.

“Por supuesto que es diferente que cuando era joven”, dice Jackie, pero asegura que no hay ni una sola vez que las relaciones no sean “sexys”, y que incluso las disfruta más que hace 30 años.

Se casaron hace seis y viven en una residencia de ancianos en Miami, y aseguran que su vida sexual es “fabulosa”.

“Es el amor de mi vida. Nunca habría pensado que sería tan maravillosa esta etapa de mi vida”, confiesa Jackie, que asegura tener sexo una vez a la semana.

Una plenitud que “duda” que tengan sus amigos, aunque tampoco hablan sobre sexo con sus compañeros de residencia.

La encuesta revela que el 54 % de los estadounidenses mayores de 65 que tienen pareja son sexualmente activos, mientras que del total de ancianos, con o sin pareja, el porcentaje se reduce al 40 %.

Y las diferencias entre hombres y mujeres en la percepción del sexo también se dan en la tercera edad.

Muchas menos mujeres que hombres son sexualmente activas, el 31 % respecto el 51 % de los hombres, y una de las principales explicaciones, según Erica Solway, codirectora de la encuesta, es que los hombres están más interesados en tener una pareja, y la tienen, después de quedarse viudos o divorciarse.

Asimismo, el 70 % de los hombres dijeron que el sexo es importante en su calidad de vida, mientras que en las mujeres esta transcendencia se reduce al 40 %.

E incluso es menor (12 %) cuando se les pregunta por si están “muy interesadas” en el sexo. “Es una gran diferencia”, dijo  Solway, respecto al interés de los hombres, que es del 50 %.

“Generalmente los hombres están más interesados en el sexo que las mujeres. Y cuando ellas se hacen mayores creen que pueden intimar o conectar con alguien de otras formas que no sea con el sexo”, señala Solway.

La sexóloga Antonia López considera que todavía queda mucha concienciación para que se acepte que la vida sexual se puede trabajar y cultivar, y acabar con las falsas creencias de que “se acabó porque somos mayores”.

“Los jóvenes los satanizamos. Cuando uno de nuestros abuelos ha fallecido y (el otro) se echa una novia nueva a veces los ridiculizamos y pensamos que qué están haciendo a su edad”, dice López.

A juicio de la sexóloga, los problemas físicos tanto de hombres -dificultades de erección y de próstata- como de mujeres -pérdida de deseo cuando llega la menopausia y sequedad vaginal-, se pueden tratar con un médico para disfrutar plenamente de la sexualidad, pero sólo el 17 % lo ha consultado con un médico en los últimos dos años, según la encuesta.

“Para los hombres es un problema más físico que en las mujeres, porque tienden a comparar su sexualidad con un joven de 20 años y la focalizan solamente en su pene”, dice López.

Y es que según la experta, los hombres no disfrutan lo suficiente de una etapa sexual “muy bonita” en la que a diferencia de fases anteriores, la excitación se tiende a igualar con la de la mujer, y la sexualidad incluye todo el cuerpo y no sólo es “genitalizada”.