El COVID-19 ha retrocedido el avance de las mujeres
Kleibeel Marcano / Reporte Hispano
La pandemia del COVID-19 en todo el mundo ha afectado significativamente algunos de los avances que habían alcanzado las mujeres, así como las protecciones existentes y la red de apoyo.
En una teleconferencia realizada por Ethnic Media Services (EMS), una nutrido panel de representantes de organizaciones que luchan por el avance y los derechos de las mujeres explicaron los efectos de la actual crisis en la mujeres.
Nicole Mason, del Institute for Women’s Policy Research (IWPR), explicó que apenas hace dos meses, antes del inicio de la pandemia, el IWPRcelebraba el avance de las mujeres en el sector laboral en el Estados Unidos. Para ese entonces, las mujeres representaban el 51% de la fuerza laboral del país, una récord en la nación.
Pero el COVID-19 expuso lo frágil de la sociedad. El cierre de negocios y empresas llevaron al despido de millones de trabajadores, siendo las más afectadas las mujeres. Esto se debe, explicó Mason, a que las mujeres están sobre representadas en los empleos de los sectores de servicios, restaurantes, hotelería, salud y educación, en los cuales ha habido una mayor reducción de personal.
En sólo dos meses la fuerza laborar de las mujeres se redujo a 47%, detalló Mason, lo que evidencia un impacto devastador para ellas y sus familias.
La pandemia también ha recargado de trabajo a las mujeres. El cierre de las escuelas y las guarderías infantiles, ha puesto en los padres no sólo la responsabilidad de cuidar a los niños todo el día, sino también a guiarlos en sus estudios online. Esto aunado a la exigencia de ser productivos en sus trabajo, ya sea en sus casas o afuera en caso de ser un “trabajador esencial”.
Esta sobre carga de actividades ha recaído principalmente en las mujeres, según un estudio presentado por Estela Rivero, del Notre Dame’s Pulte Institute for Global Development, durante la teleconferencia de EMS.
“En todo el mundo, las mujeres son responsables de la mayoría de las tareas domésticas y cuidados no remunerados, además de participar en un empleo remunerado. Esta distribución desigual del trabajo afecta las oportunidades económicas, el tiempo de descanso y el poder de negociación de las mujeres. COVID-19 está aumentando el tiempo que se debe dedicar a las tareas domésticas y al cuidado de los niños, y las mujeres son las más propensas a soportar esta carga”, afirmó Rivero.
Como ejemplo, destacó en sus gráficos del estudio que en Estados Unidos un hombre de 40 años dedica a la semana un promedio de 20 horas de trabajo no pagado (cuidado de los niños, ancianos, personas enfermas, deberes domésticos, etc) y unas 50 horas en trabajo remunerado. En cambio, una mujer de la misma edad en promedio labora a la semana una 35 horas de trabajo no pagado y un poco más de 50 horas en trabajo remunerado.
Esta sobrecarga de trabajo en las mujeres afecta su salud física y mental, destacó Rivero.
La situación esta siendo mucho peor para las madres solteras que deben asumir solas todas las implicaciones de la crisis, trabajo y cuidado de niños y parientes.
Además, el hecho de que las mujeres ganan menos que los hombre por el mismo trabajo, las deja en una situación más vulnerable económicamente para enfrentar la crisis ya que no cuentan con suficientes o nada de ahorros, afirmó Mason.
Pero la situación laboral no es la única área en donde las mujeres se han visto afectada. La violencia doméstica se ha incrementado durante la pandemia.
Según Beatrice Duncan, de la organizaciónRule of Law UN Women, en todo el mundo se ha observado como la violencia doméstica se ha incrementado tres veces desde el inicio de la pandemia.
Esto se debe en parte a que las mujeres se encuentran confinadas junto a sus victimarios en sus casas a causa de la pandemia, lo que incrementa la exposición a ataques.
Por otra parte, muchos de las organizaciones y refugios que brindan apoyo a las victimas de la violencia doméstica se encuentran cerrados o están abarrotados, por lo que las mujeres no tienen la opción buscar ayuda y alejarse de los agresores.
Duncan afirmó además que en muchos países las autoridades, como la policía, no están atendiendo los casos de violencia doméstica por estar abocados a la problemática que ha generado la pandemia.
Mimi Lind, Behavioral Health and Domestic Violenceen California, resaltó que la violencia doméstica implica agresiones físicas, sexuales, financieras, psicológicas, emocionales, a través de los hijos y las redes sociales, entre otras.
Usualmente el agresor es la pareja o expareja de la víctima, que intenta mantener el poder y el control sobre la mujer.
Lind resalta que el desempleo, que en los últimos dos meses pasó de 4% a 15%, tienen de aumentar los casos de violencia doméstica, la cual calificó como una pandemia que afecta a todos por igual, sin importar la clase social, económica, religión o grupo étnico.