“The Infiltrators”: una denuncia al sistema migratorio
David Villafranca / EFE
Desenmascarar al enemigo desde dentro, llegar a sus entrañas para desnudarlo. Esa era la meta de los protagonistas de “The Infiltrators”, una singular cinta que mezcla documental y ficción sobre unos activistas que se colaron en un centro de detención para denunciar los abusos a los inmigrantes en EE.UU.
Tras triunfar en festivales como Sundance, donde ganó los premios del público y de innovación en la categoría Next, “The Infiltrators” se estrenó en el servicio bajo demanda Virtual Cinema.
Pero sus directores, los latinos Cristina Ibarra y Álex Rivera, señalaron su contraste de emociones por este momento.
“Es un poco complicado porque es muy agridulce”, dijo Ibarra.
“Nos sentimos de verdad afortunados de haber ido a estos festivales tan importantes, de haber recibido premios… Fue realmente inesperado porque cada parte del proceso de la película fue un descubrimiento”, apuntó.
“Pero lo que pasó es que después de nuestro estreno, uno de nuestros protagonistas, Claudio Rojas, fue deportado (a Argentina) debido, aparentemente, a su activismo y sus protestas. No lo sabemos seguro, pero parece que fueron a por él”, agregó.
“The Infiltrators” retrata a unos jóvenes activistas sin papeles que idearon un método, tan peligroso como al final brillante, para ayudar a otros inmigrantes sin documentos: se hacían arrestar y, una vez dentro, asesoraban a quienes ya estaban encerrados.
“Cuando vimos a estos ‘dreamers’ haciéndose detener y arriesgándose a ser deportados como modo de protesta, nos resultó chocante y no lo podíamos entender”, explicó Rivera.
El filme viaja al centro de detención del condado de Broward (Florida) y ahí presenta a activistas como Marco o Viridiana junto a inmigrantes ya encarcelados como Claudio.
“Esta era una gran historia, pero nos estábamos perdiendo la mitad (…). ¿Cómo hacer visible la parte detrás de los muros?”, se preguntó Rivera.
Ahí entra uno de los puntos más atractivos de “The Infiltrators”: su combinación de documental, sobre los activistas ayudando a los inmigrantes; con partes de ficción, que recrean lo que sucedía dentro.
“Fue el gran riesgo creativo de esta película”, admitió Ibarra sobre la naturaleza “híbrida” de su cinta.
Pero contrapuso que no solo se trataba de una cuestión estilística o un puro ejercicio formal.
“Cuando les vimos en el metraje documental, estaban como interpretando un personaje. En realidad son intérpretes performativos, son maestros de la estrategia mediática, son narradores”, argumentó.
Rivera indicó que contemplaron otras opciones, como fragmentos de animación o solo sonido, pero consideró que la solución que mezcla documental y ficción daba “una buena armonía” siempre y cuando quedara muy claro qué era real y qué era recreación.
Para eso trabajaron con los actores y sujetos del documental y establecieron códigos diferentes: un estilo más realista y menos refinado para el documental, frente a una puesta en escena mucho más cuidada, artificial y limpia en la parte ficticia.
La película no solo aborda el drama personal sino que arremete contra la estructura migratoria de EE.UU., por ejemplo, criticando a las empresas privadas que gestionan los centros de detención en busca de un beneficio económico.
“Recuerdo cuando salió Marco y me dijo que dentro tuvo un trabajo por el que le pagaban un dólar al día. Pensé que no le había entendido, pero en realidad es algo normal a lo largo de estas instalaciones. Hay un montón de denuncias sobre este tema”, señaló Rivera.
La trama de “The Infiltrators” refleja los años de la Administración de Barack Obama (2009-2017) y los cineastas explicaron que la estrategia de los activistas no era un tiro al aire sino que estaba basada en un fino análisis sobre esa época. “Si te detenían en los años de Obama y nadie lo sabía, te deportarían. Deportaban en números récord. Pero si conseguías llevar tu caso a las noticias en la televisión, entonces la Administración sentiría vergüenza de lo que estaba pasando y te dejaría salir”, detalló Rivera.
La situación cambió con la llegada en 2017 de Donald Trump.
“Definitivamente fue a peor en muchos sentidos. Está muy claro que se trata de un racismo mucho más público contra los inmigrantes”, afirmó Ibarra, quien opinó que ahora no se podría repetir una táctica como la de “The Infiltrators”.
Los directores también reflexionaron sobre cómo puede afectar el coronavirus a la inmigración.
“Creo que muy posiblemente echará gasolina en el fuego de la inmigración. Vamos a ver un futuro de fronteras biológicas, de mayor apoyo a usar al gobierno para controlar el movimiento de las personas”, pronosticó Rivera.“Y creo que veremos a políticos usando ese miedo para penalizar aún más a las personas pobres que necesitan migrar para sobrevivir. Es un momento que da miedo, pero también un momento en que tenemos que poner otros sueños y posibilidades encima de la mesa”, cerró.