Eugenio Derbez habla de lo que aprendió en el film “CODA”
David Villafranca / EFE News
El cine “indie” y Eugenio Derbez parecen mundos opuestos, pero “CODA”, la gran sensación de la última edición de Sundance, hizo que el exitoso actor mexicano se adentrara en las películas independientes con una entrañable y emotiva historia sobre la familia, la música y la aceptación.
“En México es muy difícil que me den la oportunidad de hacer una película dramática o una película ‘indie’ porque tengo el ‘background’ de comediante”, admitió en una entrevista.
“CODA” se estrena este viernes en cines y Apple TV+ tras arrasar en Sundance con los premios del público y el jurado a la mejor cinta dramática estadounidense, la distinción a la mejor dirección de una película de EE.UU., y un galardón especial a todo el reparto.
Sian Heder escribió y dirigió esta película centrada en una adolescente llamada Ruby, que es la única persona que puede oír en una familia de sordos.
El dilema para Ruby surge cuando tiene que decidir entre apoyar el decadente negocio pesquero de su familia o continuar con su pasión por la música.
Una sensacional Emilia Jones lidera junto a Marlee Matlin y Troy Kotsur el elenco de esta película en la que Derbez da vida a Bernardo, un maestro de canto con métodos muy peculiares.
No me esperaba ver su nombre en una película de Sundance. En este punto de su trayectoria, ¿qué le atrajo de entrar al cine “indie”?
– Pues justamente eso. A mí me encantan las películas independientes, pero el problema es que rara vez me dejaron hacer una. Hice “La misma luna” (2007) y alguna que otra por ahí…
Pero en mi país es muy difícil que me den oportunidades de hacer una película dramática o una película “indie” porque tengo ese “background” de comediante.
Inmediatamente me decían: “Lo que pasa es que tu cara es muy conocida como Ludovico P. Luche y otros personajes. En cuanto salgas en la película dramática, la gente se va a reír y el director no quiere eso”.
Entonces, no me daban la oportunidad.
Pero aquí en EEUU, como no conocen todo ese “background”, pues sí me dan la oportunidad, audiciono, y, de repente, se me abre la puerta de ser parte de esta película independiente que, además, es hermosa.
Estoy feliz: no sabes el gusto que me dio interpretar un papel dramático a estas alturas de mi carrera.
La figura del mentor apasionado y extravagante la hemos visto en muchas cintas. ¿Cómo le dio su sello personal al papel de Bernardo?
Me puse a ver todas las películas que te puedas imaginar para más o menos darme una idea. “Whiplash” (2014), “El club de los poetas muertos” (1989), etc.
A partir de ahí construí un personaje que tuviera un carácter fuerte, que al principio pareciera un desgraciado, uno de esos maestros que te quieren hacer la vida imposible.
Pero lo que quería es que, al final, te dieras cuenta de que no: lo que pasa es que este hombre es un apasionado de la música que fracasó en su carrera y que acaba dando clases en una escuela, pero su amor por la música sigue siendo el mismo.
Cuando Bernardo ve a una alumna que tiene talento como Ruby quiere impulsarla para que sea lo que él no pudo ser.
¿Qué aprendió sobre las personas sordas haciendo esta película?
Híjole, aprendí muchísimo.
De entrada, no sabía el talento actoral que había en la comunidad de las personas sordas.
Cuando la directora decidió contratar a actores sordos, yo me espanté. Dije: “Híjole, va a estar muy difícil que logre encontrar actores sordos y que sean buenos para el tamaño del papel que tienen… Va a estar complicado”.
Yo no sabía que había una comunidad gigantesca de actores sordos espectaculares. De verdad.
Me acuerdo de cuando Marlee Matlin y Troy Kotsur están viendo a su hija cantar en el teatro y no lo entienden porque nunca en su vida han escuchado a nadie cantar. No entienden qué es lo que está haciendo Ruby.
Pero voltean a ver al público y así es cómo perciben lo que la hija está haciendo. Es una escena espectacular.
Hubo otra escena que tuve con ellos en la cual, con solo ver a los ojos a Troy, me comunicó tantas cosas que pensé: “Qué maravilla de actores”.
Justamente porque son sordos y no tienen la capacidad de comunicarse más que con las señas, con la cara o con los ojos, su capacidad para comunicar a través de una mirada es espectacular y eso los hace espléndidos actores.
Aprendí eso. Y así como yo a veces no quiero que me discriminen, que cuando piensan en un latino (en Hollywood) es a menudo para un papel de jardinero o criminal, también entendí que por qué no tener en una película a un contador, un arquitecto, o un doctor que sea sordo. ¿Por qué no? Eso me abrió mucho el panorama (…). Eso fue lo que me dejó esta película: entender la gama tan grande que hay en esta comunidad.