La desinformación y el desprestigio de la constituyente, claves del rechazo
Sebastián Silva / EFE
La desinformación en forma de noticias falsas y los ataques al prestigio de la Convención Constituyente encargada de reformar el texto son, según expertos, las principales razones para el aplastante triunfo del rechazo en el plebiscito constitucional celebrado en Chile.
Un abrumador 62,2 % en el que también influyó el hecho de que el voto fuera obligatorio, sin necesidad de inscripción por vez primera en la historia de Chile, que empujó a las urnas a muchos debutantes de toda edad y condición social.
Y que deja ahora un escenario abierto, con un gobierno debilitado y la necesidad de abrir un amplio diálogo entre los partidos políticos y la sociedad civil para decidir qué itinerario seguir, y en el que el Parlamento asumirá el protagonismo.
“TRABAJO MAL EVALUADO”
Según Rodrigo Espinoza, doctor en ciencias políticas de la Universidad Diego Portales, el resultado se explica en parte porque la Convención Constitucional “no estuvo a la altura de las expectativas de la ciudadanía”.
“Su trabajo terminó siendo muy mal evaluado, incapaz de convocar al centro político siendo que Chile es tradicionalmente conocido como un país de votantes moderados”, explica.
“Nunca se clarificó muy bien en qué consistía la plurinacionalidad y eso causó división, no se explicó bien el tema de los sistemas de justicia, bajo qué condiciones se iba a aplicar, en ese sentido también generó bastante incertidumbre”, agregó en referencia a dos de los elementos más controvertidos de la propuesta.
DESINFORMACIÓN Y CAMPAÑA
Como en otras consultas con interés mundial, entre ellas el Brexit y el referéndum del proceso de paz en Colombia, la desinformación y las noticias falsas desempeñaron también un papel fundamental pese a que uno de los eslóganes más repetidos era “decidir informado” y se difundieron miles de copias del texto.
Incluso se desarrollaron decenas de aplicaciones informáticas para facilitar el conocimiento de un texto largo con más de 400 capítulos.
En abril pasado, la ONG Derechos Digitales y Datavoz ya advirtieron que un 58 % de los encuestados admitía haber consumido información sobre la Constitucional que resultó ser falsa, mayoritariamente por redes sociales y la televisión.
La semana pasada, cinco congresistas estadounidenses manifestaron su preocupación por “la campaña de desinformación sobre la Constitución propuesta en las redes sociales” y pidieron a los responsables de conocidas aplicaciones como Twitter, TikTok y Meta que actuaran para “combatir las campañas corruptas de desinformación que socavan un proceso justo y democrático”.
“El fenómeno de las noticias falsas ha impactado tanto como ha impactado en otros contextos y democracias, ya sea latinoamericanas, europeas y americanas, con la lección de Trump y Bolsonaro”, explica Octavio Avendaño, sociólogo de la Universidad de Chile, quien afirma que el gran error de la Constituyente fue no informar correctamente.
“Pero diría que hay más bien un problema con la formación cívica del electorado chileno. No todos los electores se informaron leyendo el texto, tanto para los que votaron “apruebo” como “rechazo””, insiste.
La propia Agencia Efe, a través de su herramienta Efe Verifica, tuvo que desmentir numerosos bulos, entre ellos uno de los difundidos por el “rechazo”: que la constitución permitía la expropiación y el aborto a los nueve meses.
Igualmente un video difundido por el “rechazo” que aseguraba que en Chile había escasez “como en Venezuela”, o que un haitiano hubiera sido apaleado por responsables del “rechazo”.
Según un informe de la Universidad Abierta de Recoleta, los medios de comunicación locales, y en particular los periódicos impresos y la televisión, “lideraron la campaña del “rechazo”” con un mayor porcentaje publicado de noticias y titulares en favor de esta opción.
UN “RECHAZO” CON DOS ALMAS
Aparte de la desinformación y de la llamada “mayoría silenciosa” que no aparecía en las encuestas, los expertos advierten que no se ha sabido calibrar el hecho de que el “rechazo”, frente al “apruebo” que era casi monolítico, tenía dos almas, una de las cuales se mantuvo escondida para no generar miedo a los votantes.
Un rechazo absoluto e ideológico liderado por los partidos de extrema derecha, callados desde la entrega del borrador el 4 de julio y que solo emergieron la misma noche del plebiscito para tratar de capitalizar el resultado, como la Unión Demócrata Independiente (UDI), heredera de la dictadura, y el ultraderechista Partido Republicano, del derrotado candidato José Antonio Kast.
Y otra que prefiere el cambio constitucional, que desea darle continuidad al proceso constituyente, pero exige otras condiciones, aunque sin mecanismos ni propuestas claras.“El camino a seguir no está muy lejos de lo que hemos ido expresando: un nuevo proceso, con una nueva Convención, que no repita los errores del pasado”, afirmó la senadora democristiana Ximena Rincón, antes de expresar su deseo de que “la derecha cumpla su palabra”.