¿Deberían estar los libros sobre ‘Genero Queer’ en su biblioteca local? NJ experimenta un aumento en las solicitudes de prohibición de libros
MEGAN BURROW / NorthJersey.com
A medida que los intentos de prohibir o restringir el acceso a ciertos libros en las escuelas han aumentado en todo el país, los bibliotecarios de las bibliotecas públicas del norte de Nueva Jersey afirman que se han visto cada vez más atrapados en la polémica de la creciente guerra cultural.
En los últimos dos años, ha habido un marcado aumento en los cuestionamientos a ciertos libros y otros materiales, señaló Dave Hanson, director ejecutivo del Sistema de Bibliotecas Cooperativas del Condado de Bergen.
La tendencia se hace eco del aumento de los esfuerzos de censura que ocurren en las bibliotecas a nivel nacional. Este año ha habido intentos de prohibir o restringir el acceso a 1.651 libros diferentes, según un informe reciente de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas (American Library Association). Esta cantidad es mayor que en 2021, cuando 1.597 libros fueron cuestionados , el número más alto desde que el grupo comenzó a rastrear los esfuerzos de prohibición de libros hace más de dos décadas.
Si bien la cantidad de cuestionamientos de materiales en el condado de Bergen, con un promedio de uno por mes, palidece en comparación con la frecuencia en otras partes del país, el aumento de las quejas ha sido sorprendente, dijo Hanson.
“Sucede con tanta regularidad que es una preocupación”, dijo. “Queremos asegurarnos de que las personas tengan acceso a los materiales. Todos van a encontrar algo que no les gusta, eso no significa que no deba estar en una biblioteca pública”.
La problemática para las bibliotecas públicas surgen en medio de un debate sobre cómo la raza, la identidad de género, los temas LGBTQ y la sexualidad deben enseñarse en las escuelas.
Muchos de los libros más cuestionados son los destinados a los adolescentes, resaltó Jacqueline Quinn, bibliotecaria de servicios para adolescentes en Teaneck.
De los 10 libros más cuestionados de 2021, cinco presentaban temas LGBTQ, según la Asociación Estadounidense de Bibliotecas. El libro más cuestionados el año pasado fue “Gender Queer”, una memoria gráfica sobre “salir del armario” como no binario.
A veces, las personas presentan quejas sin un libro específico en mente, dijo Quinn.
“Está sucediendo en todas las bibliotecas”, dijo. “La gente se está quejando. Se les dice que la biblioteca tiene pornografía. Pero si les preguntas cuál es el libro, no pueden darte un título”.
En Paramus, en junio, alguien pidió a la biblioteca que retirara “Mein Kampf” de Adolf Hitler. Pero después de que los jefes de departamento revisaron la solicitud y explicaron que el libro está ampliamente distribuido en muchas de las bibliotecas públicas y es un título de importancia histórica, la persona retiró su queja, relató Len LoPinto, director de la biblioteca.
Algunos de los títulos que han sido cuestionados a lo largo de los años son sorprendentes, dijo LoPinto: el libro ilustrado para niños “In the Night Kitchen” de Maurice Sendak, “To Kill a Mockingbird” de Harper Lee, “The Hunger Games” y “Fahrenheit 451”. ”
“No queremos decirle a la gente qué leer”, dijo. “Deberían ser libres de elegir”.
Es importante mantener una colección que refleje una amplia gama de experiencias, particularmente para los lectores más jóvenes, explicó Esperanza Pacheco, directora de la Biblioteca Pública de Englewood.
“Puedo entender que algunos temas pueden asustar a los padres, pero para los niños que se sienten diferentes, un libro puede ser algo que cambie su mundo”, dijo. “Por eso es tan importante para nosotros ser realmente representativos de todos en nuestra comunidad”.
Hora de Cuentos sobre Drag Queen en la mira
Los programas de la biblioteca también han sido objeto de atención. Los críticos amenazaron con interrumpir una Hora de Cuentos sobre Drag Queen (Drag Queen Story Hour) realizada en línea el año pasado por la Biblioteca Pública de Fort Lee, dijo Pacheco, quien asistió al evento.
Y en junio, se envió un correo cargado de odio al Ayuntamiento de Fair Lawn oponiéndose a una Hora de Cuentos sobre Drag Queen planeada como parte de la celebración del municipio del Orgullo Gay.
Las bibliotecas también se han enfrentado a las llamadas “auditorías de la primera enmienda”, en las que alguien visita un espacio público y graba en video sus encuentros con los empleados para registrar presuntas violaciones de los derechos civiles. Los “auditores” confrontan a los bibliotecarios mientras prueban si se les permite filmar o si se les pide que se retiren.
Hubo un aumento a nivel nacional el año pasado en los informes de estos incidentes, que se han vuelto más agresivos y específicos, según la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas.
Este verano, un hombre filmó una conversación acalorada que tuvo con la directora de la biblioteca de Fort Lee, en la que ella le pidió que dejara de filmar, y la publicó en línea con el título “¡¡La biblioteca odia la libertad!!”
Estas auditorías y los esfuerzos para prohibir los libros están entrelazados, explicó Hanson.
“Normalmente, cuando las personas entran para interrumpir los servicios de la biblioteca, es porque están enojados porque la biblioteca tiene materiales disponibles que ellos no aprueban”, afirmó.
Desafíos de los no residentes
A medida que los esfuerzos de prohibición de libros se han vuelto más organizados y divisivos, algunas bibliotecas han ajustado sus políticas. Algunas ahora requieren que una persona sea titular de una tarjeta de la biblioteca para presentar una queja, en respuesta a un aumento de personas que vienen de fuera del área para cuestionar los materiales.
“Esto es algo que no veíamos antes: personas que ni siquiera viven en la comunidad que llegan a la biblioteca para protestar por algo”, dijo Hanson. “Es una especie de mundo diferente”.
En Teaneck, si alguien se opone a un libro, ahora se le entrega un formulario para que lo llene y recibe una respuesta por escrito del director de la biblioteca. La normativa se modificó este verano luego de las quejas que varias personas hicieron a los miembros del personal eran “más vocales y entusiastas de lo que normalmente se ve en un entorno de biblioteca”, explicó Gerald Reiner, presidente de la junta de la biblioteca.
“Informa sobre esta situación”, dijo. “El público tiene derecho a expresar sus preocupaciones sobre el contenido de los libros. Como junta, no censuramos. Somos un recurso comunitario: queremos representar a todos en la comunidad”.
This translation was provided by Kleibeel Marcano, in association with the Center for Cooperative Media at Montclair State University and is supported by funding from the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English by NorthJersey.com and is being republished under a special content sharing agreement through the NJ News Commons Spanish Translation News Service.
Esta traducción fue proporcionada por Kleibéel Marcano, en asociación con el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair, y cuenta con el apoyo financiero del Consorcio de Información Cívica de NJ. La historia fue escrita originalmente en inglés por NorthJersey.com y se vuelve a publicar en virtud de un acuerdo especial para compartir contenido a través del Servicio de noticias de traducción al español de NJ News Commons.