Retratan en Museo de Queens a trabajadores e inmigrantes
Nora Quintanilla / EFE
La pintora mexicana Aliza Nisenbaum, afincada en Nueva York, presentó en el Museo de Queens una exposición de coloridos retratos con los que homenajea a la comunidad eminentemente trabajadora e inmigrante que puebla uno de los barrios más diversos de EE.UU.
En una visita para medios antes de la inauguración, Nisenbaum explicó que las obras son fruto de su “inmersión” en Queens desde hace una década, cuando participó en un proyecto dirigido por la artista cubana Tania Bruguera ofreciendo en inglés y español un curso de historia del arte feminista.
Así fue como conoció a muchos de sus residentes, cuyas historias refleja en unas veinte piezas que giran en torno a la sensación de intimidad, la satisfacción por el trabajo, la solidaridad y el sentido de la pertenencia: “Quería hacer pinturas que honran a las personas”, dijo.
En primer mural presenta a Gustavo y Marissa, padre e hija, leyendo en el sofá el periódico New York Times, que plasma su día a día en EE.UU., con un fondo exuberante que recuerda sus orígenes mexicanos: una pared decorada con las cerámicas tradicionales de Puebla.
En otras piezas llenas de luz y animadas por plantas, flores, textiles y elementos de artesanía de tonos vívidos, Nisenbaum retrata de nuevo a la joven, a quien ha visto crecer, a su madre Vero, y también a Carmen, mujeres que a las que dio clases para el proyecto Immigrant Movement International.
Sus rostros están trazados no en color carne sino en colores para dar “proximidad”, apunta, igual que los de unos murales de grandes dimensiones que captan de manera “documental”, en entornos llenos de detalles, a grupos de trabajadores y activistas con los que mantiene relación.
Uno de ellos es una postal de varios metros de ancho en la que posan con orgullo una quincena de empleados del aeropuerto de LaGuardia, desde pilotos y asistentes de vuelo -de la aerolínea Delta, que encargó la obra para su terminal- hasta los responsables de equipajes con su ropa reflectante, un bombero y un policía.
La artista va nombrando personas -”Ahí está Andra, ahí Gia, ahí Diana”- en cada obra, y señala unas piezas que nacieron de su colaboración con el museo, donde imparte talleres bilingües de arte a los organizadores y familiares de la Despensa Cultural de Alimentos, un servicio comunitario semanal creado en la pandemia.
En una gran pintura se ve a los voluntarios de la Despensa sirviendo verduras y frutas entre bolsas y cajas de mercancía, una estampa que evoca los lienzos de la pintora mexicana Olga Costa; y en otra de dimensiones similares se ve a estas personas y sus hijos dibujando en su taller.
Como curiosidad, Nisembaum comparte espacio en la galería con sus alumnos y expone sus dibujos de pequeño formato de caras, flores o paisajes, incluido el Machu Picchu: “Es la primera vez que pinto a una comunidad y que sus obras están junto a las mías”, agrega, visiblemente satisfecha.
La muestra, que irá acompañada de charlas y talleres, se llama “Queens, lindo y querido” adaptando el título de la famosa canción del mexicano Vicente Fernández para homenajear a los residentes de la zona de Corona de Queens, la más golpeada por la pandemia, y a los trabajadores del Museo de Queens.