Pesar en la comunidad cubana por el suicidio de artista Yesenia Selier

A punto de iniciar un doctorado en New York University, la destacada artista cubana Yesenia Fernández Selier (48) se suicidó arrojándose desde el 8avo piso de su departamento en West New York, Condado de Hudson, en los últimos días de octubre.

Se sospecha que sufría depresión, que escondía muy bien detrás de una personalidad alegre y muy vital, que confundió a sus más cercanos.

Sobre su féretro la acompañó una bandera cubana. “El mejor entierro como cubana”, escribió en las redes sociales su compatriota Tania Álvarez. 

El escritor Enrique del Risco, gran amigo y vecino de la artista e investigadora, cuyos funerales fueron acompañados el 8 de noviembre con música yoruba y hondo pesar de sus familiares y amigos entrañables, y sepultada el 9 de noviembre, fue de los primeros en expresar su desconsuelo por el fallecimiento. 

“Era una gran amiga, su partida nos ha dejado desconsolados a todos los que la queríamos,” dijo Risco.

Del Risco le dedicó una reseña titulada “Yesenia Solier: notas sobre el vacío” donde relata que ella se graduó de psicología en la universidad de La Habana y luego obtuvo un master en Estudios Latinoamericanos en New York University. Y se encontraba escribiendo una tesis sobre  danza, después de lo cuál esperaba seguir un doctorado en dicha universidad.

Tenía muchas facetas: coreógrafa, bailarina, actriz, performer, investigadora, promotora cultural, activista por la igualdad racial.

Actuó en el Lincoln Center junto a legendarias figuras como Chucho Valdez y Winton Marsalis, además de numerosas participaciones, en variados escenarios,  con artistas de la música, la danza y la cinematografía.

Fue directora de Religiones Afro-Globales en Smithsonian Museum of Art. 

Además fue la creadora de espectáculos orientados a resaltar su herencia afrocubana como Womwn Orishas, (Miami, 2013), Cuba en Clave (Nueva York, 2014), Día de Reyes, en Madison Square Park (Nueva York, 2015), Oshun Inform (NY, 2016), Love Vibration (Queens Museum, NY, 2017), Nigra Suns (Kennedy Center of the Performing Art, 2018) y Cachita (APAP,2019)

La artista nació en Cuba un día de abril de 1975. Fue investigadora cultural en el instituto Juan Marinello de La Habana y emigró a Estados Unidos en 2004. Le sobreviven su madre Mercedes Crespo y sus trillizos Lenadro, Salvador y Malcolm Selier

Cuando fue incorporada en Union City, en el año 2017, como nueva miembro de la Academia de Historia de Cuba en el exilio, hablando de la contra-narrativa de la historia de su país y cómo descubrió la presencia del hombre y la mujer negra en la políticas y las artes de Cuba, que permanecían históricamente silenciadas, y reclamaba a sus compatriotas “Ciencia, paciencia y conciencia. Hagamos con nuestro trabajo y nuestra labor individual y colectiva una nación con todos y para el bien de todos”

Finalmente Del Risco señaló que Yesenia Selier deja en sus amigos un vacío difícil de llenar. 

“Al margen de la imposible digestión de su muerte, lo más definitivo que nos deja Yesenia Selier es el vastísimo vacío que intentamos ir rellenando con el recuerdo de su deslumbrante paso por nuestras vidas, ahora mucho más pobres; con la reunión de su obra ahora dispersa; con la tremenda mentira de que así no se irá del todo, cuando lo único cierto es que, alguna vez, una sola persona (mujer y negra, recalcaría ella) fue capaz de rellenar todo eso. Y no le pareció suficiente,” escribió Del Risco.