La dama de las palomas
Antes de ir a votar el martes Gloria Portal, cubana, nacida en la provincia de Camagüey, se dio una vuelta para completar una labor que ha llevado en los últimos cuatro años con una paciencia y entrega que solamente se explica por su amor a los animales: dar de comer a las palomas.
Son las cuatro de la tarde y Gloria llega al parque Peter Francisco, dedicado aun portugués héroe de la Guerra Civil estadounidense, y como si hubieran tocado una corneta o una campana decenas de palomas, salidas de no se donde, acuden a su encuentro.
El parque se encuentra entre la Ferry St y la Pennsilvania Station de Newark, es una facilidad pequeña que es visitada continuamente por desamparados, y, como hoy, escenario de las palomas y de una pareja, un afroamericano y una mujer blanca, discutiendo acaloradamente.
Ajena a esto, Gloria vacía sendas bolsas de alimento para aves y las palomas las hacen desaparecer en menos de un minuto. La plaza queda sin rastro de comida.
“Cuando pasaba por aquí veía que las palomas comían las sobras de los borrachos y desamparados y me dieron lástima. De eso ya cuatro años, y pienso seguir hasta que me quede vida o me quede sin plata,” dice.
A pocos metros Julia, ecuatoriana, mira como las palomas son alimentadas y se sienta a mirar el espectáculo. Le parece raro, nunca antes había visto que una persona se dedique a alimentar palomas de su propio bolsillo.
La cubana dedica su tiempo, y su dinero, a sostener a las aves en tres ciudades, Elizabeth, Linden y Newark, como una extensión de su amor por los animales.
“Primero fueron los gatos y los perros” expresa Gloria con 54 años a cuestas” los sacaba de la calle, los operaba cuando tenía que hacerlo y luego los entregaba a quien podía cuidarlos hasta que mi marido murió”.
Su casa la tenía colmada de jaulas para capturar perro y gatos callejeros en situación de precaria salud. Les ponía comida dentro y después se los llevaba a casa para ver cómo salvarlos, relata. Cuidar a los animales era el único lujo que su marido le consentía, tal era el cariño que le tenía a la cubana.
Los defensores de los animales, como Julia Delgado, que en su país, Colombia, trabajaba en una organización no gubernamental de defensa de los animales, dice que las palomas como los animales que viven en libertad les cuesta mucho conseguir comida.
“En las zonas urbanas es peor, tienen que pasar 10 o 12 horas buscando comida, y cuando la encuentran es comida de mala calidad, desperdicios o basura la mayoría de las veces y es mentira que al alimentarlas aumenta la población. Eso no es cierto porque los pichones mueren muy rápido, entre cinco o siete días por la mala comida,” finaliza.
Según Audobon.org, una organización protectora de animales, el 40% de los estadounidenses alimentan a las aves regularmente, pero recomienda que si usa recipientes para dar de comer a las aves, estos deben ser lavados con una solución de cloro al 10% para evitar que se propaguen bacterias y virus.