Supremo limita la capacidad de quitar ciudadanía

El Tribunal Supremo limitó la capacidad del Gobierno para arrebatar la ciudadanía estadounidense a los inmigrantes que mintieron durante el proceso de naturalización.

De manera unánime, los jueces fallaron a favor de Divna Maslenjak, una mujer de etnia Serbia que se mudó a Estados Unidos y a la que el Gobierno le despojó de la ciudadanía estadounidense por mentir sobre el servicio militar que su marido prestó durante las Guerras Yugoslavas en la década de 1990.

En su sentencia, los jueces establecen que, para arrebatar la ciudadanía, el Gobierno “debe probar” que la mentira pronunciada por un extranjero ha jugado un papel determinante en la adquisición de la ciudadanía estadounidense y, solo entonces, puede quitarle al beneficiario las protecciones de Estados Unidos.

De esta forma, los jueces rechazaron la posición que defendió ante la corte el Gobierno del presidente Donald Trump, quien aseguró que hasta las mentiras más pequeñas pueden llevar a una pérdida de la ciudadanía estadounidense.

La máxima corte de EEUU remitió al Tribunal del Sexto Circuito de Apelaciones, en Cincinnati (Ohio), el caso para determinar si las declaraciones falsas de Maslenjak jugaron un papel importante en la decisión de otorgarle la ciudadanía o si, por el contrario, hubo otros factores más importantes.

En 1998, Maslenjak, su marido Ratko Maslenjak y sus dos hijos pidieron asilo a EEUU y tuvieron una entrevista con un agente migratorio estadounidense.

Bajo juramento, Maslenjak aseguró que su familia tenía miedo de sufrir persecución en Bosnia, porque tenían origen serbio y, entonces, los bosnios podían ponerse en su contra.

Además, según dijo, la familia tenía miedo de los serbios porque su marido había rechazado enrolarse en el Ejército de los serbios de Bosnia, la fuerza militar de la República Srpska durante la guerra de Bosnia y que fue acusada de cometer crímenes de guerra contra los bosniocroatas y los bosnios musulmanes.

En realidad, según retratan los jueces en su fallo, el marido de Maslenjak había sido un oficial del Ejército de los serbios de Bosnia y, además, había participado en la masacre ocurrida en 1995 en la ciudad de Srebrenica, donde murieron 8.000 bosnios musulmanes en lo que ha sido considerado como el crimen más grave en Europa desde la II Guerra Mundial.

En el año 2000, el Gobierno de Estados Unidos concedió a Maslenjak el estatus de refugiado y se instalaron cerca de la localidad de Akron, cerca de Ohio.

Más tarde, en 2007, Maslenjak obtuvo la ciudadanía estadounidense, una protección que el Gobierno le acabó arrebatando por haber mentido al afirmar, durante el proceso de naturalización, que nunca había dado información “falsa o engañosa” a un funcionario estadounidense.

El caso de Maslenjak tiene importancia más allá de su experiencia personal, pues el Tribunal Supremo acabó sentando importante jurisprudencia para otros casos similares.