Tomar a una persona de la mano tiene un efecto analgésico

Cuando una madre toma a su hijo de la mano para calmar su dolor o cuando un esposo hace lo mismo con su esposa, ese gesto genera un auténtico efecto analgésico, afirma un nuevo estudio difundido en versión no científica por la Universidad de Colorado en Boulder.

El estudio, publicado en la revista especializada Scientific Reports, revela que el tomarse de la mano crea un efecto conocido como “sincronización interpersonal”, por la cual se sincronizan los ritmos cardíacos y respiratorios de las personas tomadas de la mano y como consecuencia, se alivia el dolor.

“Cuanto más empática sea una persona y cuanto más fuerte sea el efecto analgésico, más alta será la sincronización entre las dos personas cuando estén (tomadas) de la mano”, afirmó en declaraciones preparadas Pavel Goldstein, investigador postdoctoral especializado en dolor del Laboratorio de Neurociencias Cognitivas y Afectivas de la Universidad de Colorado en Boulder.

Goldstein basó sus conclusiones en el análisis de la interacción de 22 parejas para determinar la capacidad de una persona a copiar los ritmos fisiológicos de la otra persona y el efecto de esa imitación en el dolor de la persona afectada.

Según el estudio, no se trata solamente de tomarse de la mano ni de respirar al mismo ritmo, ya que el mismo efecto se puede lograr al ver una película o al cantar juntos.

Y si entre las personas existe una relación de cercanía, sea profesional (maestros y alumnos, terapistas y pacientes) o personal (estar enamorados), entonces no sólo los sistemas cardiorespiratorios se sincronizan, sino que incluso las ondas cerebrales también lo hacen. Como resultado, el dolor se reduce e incluso desaparece.

Goldstein confía en que el estudio tenga resultados prácticos a corto plazo, desde fomentar la presencia de los esposos en la sala de parto para estar cogidos de la mano de sus esposas en el momento del nacimiento de sus hijos, hasta ofrecer técnicas de reducción del dolor causado por el uso excesivo de opioides.

De hecho, Goldstein explicó que todo empezó cuando vio el nacimiento de su hija (hace cuatro años) tomado de la mano de su esposa, quien lo motivó a estudiar el tema.

Los estudios involucraron distintos escenarios en los que las parejas se sentaban juntas, podían o no tocarse, y se tomaban o no de la mano, e incluso algunas parejas podían sincronizar su ritmo cardiorespiratorio al estar sentadas juntas.

En definitiva, según Goldstein, el contacto físico llega a ser “una herramienta para comunicar empatía” de modo que “cuando el dolor totalmente interrumpe la sincronización interpersonal en una pareja, el contacto físico lo reestablece”.

Los siguientes pasos consistirán en analizar las ondas cerebrales involucradas en la sincronización interpersonal y determinar si el mismo efecto ocurre en parejas del mismo sexo, concluyó.