Los grandes olvidados: nuestros mayores
Nuestros adultos hispanos, sobre todos los inmigrantes, se encuentran entre los más vulnerables.
La población hispana de la edad de oro, entre 65 y 85 años, estimada en Nueva Jersey, para el año 2015 fue alrededor de 114,201 personas. Es decir, el 10% de la población latina del estado de acuerdo a cifras del American Community Survey del censo.
Carmen Pitot, graduada en Gerontología Social por la Universidad Autónoma de Madrid, ha visitado centro de atención de adultos mayores, en Nueva York y Nueva Jersey, donde ha encontrado que se presenta un buen manejo de la recreación, la alimentación y la salud de los hispanos mayores, pero lamentablemente es un servicio que no lo pueden utilizar miles de inmigrantes que no tienen acceso a servicios de salud, por su condición migratoria.
“Muchas de ellas son personas totalmente desamparadas, sin acceso a salud o actividades de recreación” dice la especialista. “Yo creo que es tarea de los gobiernos de nuestros países buscar fórmulas, quizá convenios con éste país, para que vuelvan a su país con incentivos, y que les proporcionen un lugar donde vivir, dentro de una residencia porque muchas veces no tienen una familia que los reciba y cuide”.
En el aquí y ahora les recomienda a los adultos mayores trabajar en el autocuidado y evitar la soledad.
“Tenemos que prever las enfermedades, mediante el ejercicio, una alimentación adecuada, un estilo de vida saludable. Sobre todo hay que evitar aislarse. Es lo peor que se puede hacer porque allí es cuando se comienza a morir de a poquito,” anota la gerontóloga.
Además advierte que deben hacer mucha actividad mental, para prevenir o luchar contra el Alzheimer. Resolver crucigramas, puzzles o el sudoku ayuda y “también hacer ejercicios grupales, como recordar nombres de frutas, ciudades o países, pronunciando la primera palabra o sílaba para que los otros contesten”.
Para los aficionados a escribir es muy importante que tomen papel y lápiz y escriban sus recuerdos, cosas que les llaman la atención, etc, para mantener activa la imaginación, la concentración y la memoria.
En el plano de los ejercicios recomienda que los adultos mayores traten de bailar, y si ya lo hacen que procuren hacerlo a diario. Es ejercicio físico y motivación: la música nos pone más alegres. Es mejor para las rodillas que correr. Caminar también es saludable.
Juzga importante que se practiquen los juegos de salón, como el tiro al sapo, el matagato, etc, que, como la danza, hace que la coordinación sicomotora de la persona mejore.
Y les sugiere que, si están solos, vuelvan a enamorarse. Ya no lo harán, prosigue, con la misma intensidad y las tonterías que se han cometido cuando han sido jóvenes, pero es una nueva y maravillosa etapa donde todo cambia: el afecto, la amistad, incluso el aspecto sexual cambia.
“Un abrazo significa mucho más para un adulto que para una persona joven” dice Pitot en voz alta para que lo escuchen todos.
Recomienda que los adultos mayores tomen clases de computación, que se ofrecen en las bibliotecas de las ciudades, para que estén al día con la tecnología, que les permitirá estar en contacto, vía las redes sociales, con los amigos de la escuela, del barrio, con la familia que está lejos.
Por otro lado, Lucy Santa Cruz, graduada en Family Worker, en Rutger Universiry y discípula de la especialista llamó a los hijos y parientes a tener mayor consideración con sus padres.
Santa Cruz ha notado que muchos hispanos traen a sus padres a Estados Unidos para ponerlos al cuidado de sus hijos o nietos, como “baby sister”, y pide que les dejen vivir su vejez con tranquilidad porque “ellos ya trabajaron por sus hijos, se merecen un retiro en paz y digno”.