El movimiento #MeToo y la violencia sexual marcan las legislativas
Raquel Godos /EFEUSA
A menos de un mes de las elecciones legislativas, la llegada del movimiento #MeToo y la polémica confirmación en el Senado de Brett Kavanaugh como juez del Tribunal Supremo después de ser acusado por varias mujeres de abuso sexual han caldeado inevitablemente la política en el país y podrían definir los comicios del próximo 6 de noviembre.
El número de mujeres implicadas en política, especialmente entre los demócratas, se ha disparado y la violencia sexual sufrida por el sexo femenino ha tomado con fuerza un espacio privilegiado en la discusión social dejando atrás los tabúes.
“Las mejores estimaciones de las tasas de agresión sexual entre las mujeres de EE.UU. son de alrededor el 20 %”, es decir, al menos 1 de cada 5 mujeres ha sufrido alguna vez algún tipo de abuso, explicó la presidenta de la Asociación de Sociólogos de Canadá, Tina Fetner.
“Este es un momento importante para que las mujeres, a través de movimientos como #MeToo, imaginen un nuevo día donde la violencia sexual y el acoso no sean tan comunes”, aseguró la experta, ante el advenimiento de una nueva época para la defensa de la igualdad.
Las acusaciones vertidas contra Kavanaugh y el férreo apoyo de los senadores republicanos a su figura pese al testimonio de la primera de sus presuntas víctimas, Christine Blasey Ford, han convertido la causa de la violencia sexual en una cuestión partidista.
Como apuntó Fetner, el Partido Republicano se opone aún a defender y denunciar el sufrimiento de las víctimas de abusos de forma prioritaria a sus asuntos de Gobierno, por lo que los resultados de los comicios de noviembre reflejarán si esta postura les trae consecuencias electorales.
No obstante, agregó la experta, la respuesta de la izquierda en términos de protesta y movilización sobre el caso de Ford ha sido “particularmente alta”, con lo que no sería sorprendente “ver una mayor participación entre los demócratas en las elecciones de medio mandato, especialmente entre las mujeres”.
Tras meses de denuncias públicas contra responsables y altos cargos, primero en Hollywood y después en otras esferas de poder, el testimonio de Ford ante el Senado hace poco más de dos semanas supuso otro hito para la sociedad.
Las cadenas de televisión comenzaron a recibir cientos de llamadas de mujeres y hombres apoyando la “valentía” de Ford, las centralitas de los centros de ayuda a víctimas de la violencia sexual registraron cifras récord y las candidatas también superaron con creces las cifras de recaudación.
Fetner comparó el testimonio de Ford, que apareció ante los legisladores tranquila con un discurso “muy convincente por sí mismo”, al de Kavanaugh “emocionado y enojado, incluso maleducado con algunos de los senadores que lo estaban interrogando”.
Por ello, el hecho de que los senadores republicanos siguieran adelante con el proceso, de forma apresurada, puede traerles repercusiones negativas en los comicios.
La experta en violencia sexual del centro de estudios American Progress, Anisha Singh, insistió en que los ciudadanos están “impactados” por la premura con la que los republicanos han querido proceder con la investigación sobre las alegaciones de abuso sexual contra Kavanaugh.
“Los estadounidenses estaban mirando, preguntándose por qué no podían tener un proceso adecuado, cuál era la prisa por hacerlo. Y por qué los republicanos no creen a las víctimas”, apuntó.
Singh ha encabezado algunas de las protestas contra las maniobras del Senado para la confirmación de Kavanaugh a los pies del Capitolio, y aseguró que los ciudadanos están “enfadados” con lo que ha sucedido al respecto.
Ya en las primarias, agregó, antes de que saltara el escándalo de Kavanaugh “la movilización del voto ha sido muy alta entre las mujeres y los jóvenes”, inspirados y motivados por movimientos como #MeToo, pero también por la convicción de que sus asuntos no están siendo abordados por la clase política.
Así y ante el sorprendente incremento de rostros femeninos y jóvenes entre los demócratas, la negativa de los republicanos a no escuchar las voces de las mujeres cuando denuncian asuntos tan graves como el abuso sexual puede costar muy caro a los líderes conservadores.