Las tasas de mortalidad por cáncer continúan bajando en el país
El Informe a la Nación sobre el Estado del Cáncer (1975-2012) muestra que las tasas de mortalidad siguieron bajando para todos los cánceres en su conjunto, así como para la mayoría de los tipos de cáncer en hombres y mujeres de todas las mayores poblaciones raciales y étnicas.
Las tasas generales de mortalidad por cáncer para ambos sexos en su conjunto bajaron un 1.5 por ciento al año desde el 2003 hasta el 2012. Las tasas de incidencia —nuevos casos de cáncer que se diagnostican por cada 100.000 personas en los EE. UU.— disminuyeron entre los hombres y permanecieron estables para las mujeres entre el 2003 y el 2012.
La continua caída en la incidencia del cáncer en la mayoría de los grupos raciales y étnicos se debe, en gran parte, al progreso en la prevención y a la detección temprana. La menor cantidad de muertes por cáncer en esos mismos grupos también puede reflejar mejores tratamientos.
Los esfuerzos de control del tabaco han contribuido a tasas más bajas de cáncer de pulmón —la principal causa de muerte por cáncer tanto en hombres como en mujeres—, así como de muchos otros tipos de cáncer.
El informe también analiza las tendencias en el cáncer de hígado. En contraste con las tendencias para la mayoría de los otros cánceres tanto entre hombres como en mujeres, las tasas de mortalidad por cáncer de hígado son las que más han aumentado en comparación con todos los tipos de cáncer, y las tasas de incidencia del cáncer de hígado también han aumentado notoriamente.
“Los datos más recientes muestran que muchos programas de prevención del cáncer están funcionando y salvando vidas”, dijo el director de los CDC, Tom Frieden, MD, MPH. “Pero la creciente carga del cáncer de hígado es problemática. Tenemos que hacer más para promocionar las pruebas de detección de la hepatitis, y el tratamiento y vacunación contra esa enfermedad”, agregó.
Desde el 2008 hasta el 2012, la incidencia del cáncer de hígado aumentó un promedio de 2.3 por ciento al año en general, y la tasa de mortalidad relacionada con el cáncer de hígado aumentó un promedio de 2.8 por ciento al año entre los hombres y 3.4 por ciento entre las mujeres.
En todas las poblaciones raciales y étnicas, alrededor del doble de la cantidad de hombres recibieron un diagnóstico de cáncer de hígado en comparación con las mujeres.
Las tasas de mortalidad asociadas a la hepatitis C y al cáncer de hígado más altas se dieron entre aquellos nacidos entre 1945 y 1965; este grupo también representa a la mayoría de las personas en los Estados Unidos con infección por hepatitis C.
“Las investigaciones durante las últimas décadas han llevado a la producción de varias vacunas que, si se administran a la edad adecuada, pueden reducir el riesgo de presentar algunos cánceres, incluido el de hígado”, dijo Douglas Lowy, M.D., director interino del Instituto Nacional del Cáncer.
“Determinar qué cánceres se pueden prevenir de manera eficaz con vacunas y otros métodos es una de nuestras principales prioridades en el NCI y una que creemos que realmente logrará un cambio en las tendencias relacionadas con la incidencia del cáncer y la mortalidad”, afirmó.
Los autores mencionaron que un gran factor contribuyente del cáncer de hígado es la infección por el virus de la hepatitis C (VHC).
Un poco más del 20 por ciento de los cánceres de hígado más comunes se atribuyen a la infección por el VHC.
En comparación con otros adultos, las personas nacidas entre 1945 y 1965 tienen un riesgo seis veces mayor de contraer la infección por el VHC. Los CDC recomiendan que todas las personas nacidas entre 1945 y 1965 se hagan una vez una prueba de detección del VHC.
El diagnóstico de la infección por el VHC, seguido del tratamiento, puede reducir enormemente el riesgo de presentar cáncer de hígado.
“Tenemos los conocimientos y las herramientas disponibles para frenar la epidemia del cáncer de hígado en los Estados Unidos, incluidas las pruebas y el tratamiento para el VHC, la vacunación contra la hepatitis B, y la disminución de las tasas de obesidad”, dijo Otis W. Brawley, M.D., director médico de la Sociedad Americana contra el Cáncer. “Esperamos que este informe ayude a centrar la atención y los recursos necesarios en el cáncer de hígado”, agregó.
La infección por el virus de la hepatitis B (VHB) también aumenta el riesgo de presentar cáncer de hígado. El VHB es un factor de riesgo común del cáncer de hígado para las poblaciones asiáticas y de isleños del Pacífico, especialmente entre los asiáticos que no nacieron en los Estados Unidos, y los CDC recomiendan la realización universal de pruebas de detección del VHB para esta población. Afortunadamente, las tasas de infección por el VHB están disminuyendo a nivel mundial debido al aumento de la vacunación contra la hepatitis B en niños desde su nacimiento.
La obesidad y la diabetes tipo 2 pueden causar cirrosis —o cicatrices en el hígado—, que puede evolucionar a cáncer de hígado y que se asocia con el consumo excesivo de alcohol; del 8 al 16 por ciento de las muertes por cáncer de hígado se atribuyen al consumo excesivo de alcohol.
“Recolectar y analizar datos de alta calidad de vigilancia del cáncer es esencial para hacerles seguimiento a los beneficios de las pruebas de detección y otros esfuerzos de prevención”, dijo Betsy Kohler, directora ejecutiva de la Asociación Norteamericana de Registros Centrales del Cáncer. “En este informe se usaron datos de un porcentaje estimado del 97 por ciento de todos los nuevos casos de cáncer diagnosticados en los Estados Unidos”.