Rinden culto a la Santa Muerte en New Jersey
Mientras Cristina Vásquez abre una botella de tequila para verterla en siete copas porque siete son las estrellas de David, siete son las vidas que tiene el gato, siete es la cábala para el éxito económico, sostiene que ella empezó éste culto singular en el área triestatal.
“Yo fui la primera que la traje en el año 2007, la mande a traer a la Santa Muerte de México, y vinieron por aquí (al condado de Passaic) paisanos de todos los lugares; de Queens, en Nueva York; de Pensilvania; de muchas ciudades de Nueva Jersey para rezarle y pedirle sus deseos,” anota Vásquez.
Es de confesión católica, y dice que lo seguirá siendo, aún a pesar de que la iglesia del Papa Francisco I tiene entre ceja y ceja éste culto.
Preguntamos a un párroco católico de Union City, pero nos remitió a la única respuesta oficial que dieron los obispos mexicanos.
El pronunciamiento dice “Los católicos que caen en este culto deben saber que es un pecado grave: idolatría (“devoción popular” sin ningún soporte doctrinal ni justificación teológica)” Lo pueden encontrar más detallado en Catholic.net
Para Vásquez éste rechazo no le ha impedido continuar con la devoción, pero contesta con diplomacia latina, yendo por las ramas: “Si tu no crees en ella, no hables mal de ella”.
Ella ha instalado en su botánica un altar, de más de dos metros de altura a la Santa Muerte, al punto que tiene que subirse a una banca para arreglarle el velo.
Mientras termina de acicalarla, afirma que es mentira que es “una santa para hacer el mal”.
“Si vas a rezarle para quitarle la esposa a un paisano, estas obrando mal. Si ambicionas algo que no es tuyo, estas obrando mal,” dice
Levanta la mano y su dedo apunta a ella, para hacerles recordar a su devotos que su cólera es implacable.
La imagen tiene, en éste momento, un vestido blanco, donado por uno seguidores que se lo regalaron para que proteja a su hija que recién ha cumplido quince años, junto a las ofrendas que suelen acompañarla: el tequila, pan dulce, veladoras, agua, puros y manzanas.
Cada dos meses uno que otro afiliado a la creencia le cambia el vestido. Los tiene de color azul, verde, rojo, y su fiesta de celebración es el 2 de noviembre, junto al “Día de los Muertos”, pero además Cristina le añade otra celebración “celebro su cumpleaños, como si fuera un quince años o una boda” para el 2015 tiene planeado celebrarle su ‘cumpleaños’ el sábado 18 de mayo y echará la casa por la ventana. El lugar, por el momento, es secreto.
Julio Martínez, de Jersey City, es uno de sus seguidores, y tiene tatuada a la supuesta santa en su antebrazo. Cuenta que es su seguidor desde el año 1992, cuando aún vivía en Michoacán, México. Se niega a que le tomen fotos, porque cree que le capturan el alma. No sabe que ya se la capturaron en 1992.