Hispanos le cambian el sabor a la Pizza

La gastronomía latinoamericana es presa del “virus” de la innovación, asimilando productos de otras culturas, dándole un giro y añadiéndole el toque hispano de sabor y color.

Un botón de prueba es la pizza, al que hispanos de Nueva Jersey le han incorporado ingredientes autóctonos, tomando posesión del tradicional “pan” italiano, originario de la cocina napolitana.

Todo ello empujado por el afán de los empresarios hispanos de comerse un “slice” del amplio mercado de consumo de pizza en los Estados Unidos, con 62,000 pizzerías que se disputan la preferencia del residente en todo el territorio. Además se estima un consumo percápita de 46 porciones anuales, y han tasado en 360 pizzas por segundo las ventas del popular entremés alrededor de la nación.

De manera que, unas veces traída de sus países de origen otras modificadas in situ, tenemos pizza cubana (sólo en West New York existen una docena de establecimientos que la expenden), pizza uruguaya (en Union City abrió uno hace menos de un año) y pizza mexicana.

Esta última se desprende directamente de las pizzerías italianas, pues allí aprendieron el arte de hacer pizza (también ese tipo de pizza se prepara en México, pero saber si de aquí fue para allá o viceversa es como preguntar si primero fue el huevo o la gallina).

En algunos casos patrones italianos han terminado cediéndole, vendiéndoles mejor dicho, la propiedad de las pizzerías a los trabajadores aztecas, quizá en premio a su fidelidad, o porque la jubilación los llamó al retiro.

Uno de los pioneros de la pizza mexicana es el veracruzano Dimas Zegarra, de la pizzería Due Bambini, que tuvo que cerrar puertas luego de un incendio dos años atrás, y tuvo que irse a otros estado a buscar mejores vientos.

Zegarra instaló su pizzería en Nueva Jersey, después que, trabajando en un negocio italiano de La Gran Manzana, el New York Post declaró que la mejor “pizza margarita” del año 2002, salió de las manos del mexicano.

Instalado en el Estado Jardín, y con negocio propio, dio rienda suelta a su inventiva elaborando una pizza en base a longaniza, frijoles negros y ají jalapeño, a la que rápidamente promocionó como la pizza mexicana.

“Aún tengo la ambición de volver a abrir mi propia pizzería. Pongo todo en manos de Dios. Aún tengo buena mano para hacer pizza de todos los tipos y calidades, pastas y delicias italianas” dice Zegarra, con inocultable nostalgia.

Hoy uno de sus seguidores es Efraín Gaspar, no solamente en la preparación de la pizza, sino en el paso más adelante que es abrir negocio propio.

“Si, Dimas fue mi amigo de él aprendí mucho, allí nos damos la mano,” dice Gaspar “Antes tuve una pizzeria en el Bronx, y ahora en Nueva Jersey, tengo más ancho campo de acción con los paisanos, porque aquí en Passaic, se come mucha pizza y vive mucha comunidad mexicana que luego de apuntarse con un taco deciden darse un gusto y venir por una pizza mexicana o la que le plazca,” dice.