Criminalidad sigue sin freno en Puerto Rico
La criminalidad sigue sin freno en Puerto Rico, donde el pasado fin de semana murieron asesinadas 10 personas, ola de violencia que se espera ataje el nuevo jefe de Policía, el neoyorquino de origen boricua James Tuller Cintrón.
La Policía de la isla caribeña informó que después de las 10 muertes del fin de semana los asesinatos en lo que va de 2013 alcanzaron la cifra de los 809 muertes, 57 menos que hace un año pero todavía cifra alarmante para un territorio de solo 3,7 millones de personas.
Los municipios de Fajardo, Humacao, Carolina y Ciales fueron escenario de los nuevos asesinatos que parecen no tener fin en Puerto Rico, donde en breve se espera entre en escena Tuller Cintrón, presentado por el Ejecutivo local como el hombre que participó en “barrer” el crimen de las calles de Nueva York.
El fin de semana arrancó con la muerte de Noel Torres, de 20 años, en un barrio de Humacao, municipio de la costa este de la isla, uno más de la decena de crímenes fatales que concluyeron el domingo con un asesinato doble en Fajardo que el costó la vida a Ramón Cruz y Joab Rosario, de 23 y 20 años, respectivamente.
Nombres y cifras que se suman cada semana a una larga lista que parece no tener final y a la que el Gobierno de Alejandro García Padilla no ha puesto freno en el año que va de legislatura.
El cambio forzado en la cúpula policial provocado por la dimisión de Héctor Pesquera a finales del pasado mes de octubre, que no dio explicaciones claras del motivo de su renuncia, obligó al Ejecutivo a buscar sustituto para el cargo de superintendente.
El elegido para reemplazar a Pesquera, hombre que contó con el respaldo de medios de comunicación y opinión pública, fue Tuller Cintrón, neoyorquino de madre puertorriqueña que vivió durante su niñez en la isla caribeña.
Prometió la fecha de su presentación, el pasado día 4, trabajar para reducir la violencia en la isla, como no se cansó de decir una y otra vez se hizo en las décadas de los ochenta y noventa para “limpiar” las calles de Nueva York de delincuentes.
Tuller Cintrón no dio, sin embargo, recetas precisas de cómo piensa repetir en Puerto Rico lo que se consiguió en Nueva York, tarea en la que contribuyó en sus primeros años desde su empleo de agente de Policía cuando patrullaba las calles de la Gran Manzana.
“Yo pienso que con mi experiencia y lo que he hecho en Nueva York vamos a reducir el crimen. Le vamos a asegurar a los ciudadanos de Puerto Rico su seguridad”, dijo Tuller Cintrón, en una de sus primeras entrevistas concedidas a la prensa local.
Recordó que hace dos décadas en la ciudad de Nueva York se registraban 2 mil asesinatos al año, cifra que se ha reducido actualmente a unos pocos cientos.
Tuller Cintrón, consciente de la buena prensa del saliente Pesquera, anunció que dará continuidad al plan contra el crimen de su antecesor. El nuevo jefe de la policía no solo tendrá que enfrentarse a los delincuentes en las calles, ya que a la falta de medios económicos hay que sumarle los problemas laborales por diferencias en subidas salariales que desmotivan a los agentes que patrullan las calles de la isla.
Deberá velar también porque la Policía respete los derechos civiles de los ciudadanos puertorriqueños, debido a que la Justicia federal demandó en 2012 a las fuerzas del orden locales por uso de fuerza desproporcionada en manifestaciones, registros ilegales y arrestos al margen de la ley.
La denuncia provocó una negociación que concluyó en un acuerdo entre los departamentos de Justicia a nivel federal y de Puerto Rico para que el jefe del Cuerpo de Alguaciles del estado de New Jersey, Juan Mattos, de origen boricua, sea la persona encargada de supervisar la reforma de la Policía local.
La principal causa de la criminalidad en Puerto Rico es la lucha por el control de los puntos de venta de droga en la calles de la isla, que se disputan a punta de pistola bandas de delincuentes locales.
Puerto Rico es utilizado por las redes del narcotráfico para introducir droga en EE.UU debido a que una vez que llega a suelo de la isla no tiene que pasar controles fronterizos internacionales para introducirse en el continente.