Trump aterriza en la Casa Blanca con honores, protestas y escasas multitudes
Raquel Godos / EFE
El magnate inmobiliario Donald Trump fue investido como cuadragésimo quinto presidente con los honores tradicionales que marca la Constitución, pero también con numerosas y violentas protestas, y escasas multitudes.
La jornada de investidura, gris pero con temperaturas moderadas para esta época del año en la capital estadounidenses, comenzó con la asistencia de Trump a la tradicional misa matutina, para después ser recibido por Barack y Michelle Obama en la Casa Blanca, a escasas horas de jurar el cargo como mandatario del país.
A los pies de la cúpula del Capitolio, y sobre dos biblias, Trump se convirtió en el nuevo presidente y ofreció su discurso de investidura, antes de proceder a los homenajes dentro del Legislativo y el usual almuerzo con los congresistas.
«Hoy no estamos meramente transfiriendo el poder de una administración a otra, o de un partido a otro, sino que lo transferimos de Washington DC y se lo devolvemos a ustedes, al pueblo», afirmó el nuevo mandatario
«El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo volvió a ser el gobernante de esta nación. Los olvidados hombres y mujeres de nuestro país ya no lo serán más. Todo el mundo les está escuchando ahora», insistió.
Con más de una hora de retraso dio comienzo el tradicional desfile de la toma de posesión, en el que bandas, escuadrones militares, grupos de majorettes y otras agrupaciones de todo el país rindieron homenaje al ungido mandatario.
Entre la sede del Legislativo y la Casa Blanca, Trump recorrió la famosa Avenida Pensilvania en el coche presidencial, acompañado de su esposa, Melania, y el hijo de ambos, Barron.
Como es costumbre, el presidente descendió de su vehículo en algún punto de la travesía, pero en esta ocasión con la particularidad de ser frente a un negocio de su propiedad, el Trump International Hotel, inaugurado el pasado octubre por el propio magnate.
«Gracias», rezaba un cartel mostrado por sus trabajadores, mientras el ya mandatario estaba a apenas escasos centenares de metros de la Plaza Lafayette, frente a la Casa Blanca, desde donde presidió los fastos.
Bandas musicales civiles y militares procedentes de todo el país hicieron gala de sus dotes a los pies de la tribuna presidencial, desde los sones de las gaitas irlandesas de la Sociedad Esmeralda de la Policía de Nueva York, hasta versiones de populares canciones pop.
Entre la Policía montada y los batallones del Ejército con atuendos propios de otro siglo, destacaron entre los más atrevidos los miembros de la banda de Talladega College, de Alabama, quienes con una sinuosa coreografía, ejecutada tanto por músicos como por bailarinas, amenizaron a los asistentes con una arriesgada versión del tema «Happy», de Pharrell Williams.
Ante la atenta mirada del mandatario estadounidense, quien pasó casi todo el desfile en pie y casi siempre empleando saludos militares, el colorido homenaje tuvo lugar también para el paso de tractores agrícolas, traídos de las zonas más rurales de EEUU, veteranos de guerra o bailes texanos.
No obstante, las populares gradas de la plaza Lafayette se encontraban hoy semivacías, constatando las bajas cifras de asistencia a la investidura del multimillonario en comparación con las de Obama a su llegada a la Casa Blanca, las cuales se estiman en unos 900.000 asistentes frente a los 1,8 millones de hace ocho años.
Mientras la Avenida Pensilvania era prolija en celebraciones, a apenas tres calles violentos disturbios de manifestantes anti-Trumpacabaron con más de 200 detenidos, barricadas, lanzamientos de piedras y destrozos de mobiliario público.
Los enfrentamientos comenzaron desde primera hora de la mañana, con la ruptura de las ventanas de varios establecimientos comerciales, y se recrudecieron al mediodía en la confluencia de las calles 12 y K en el centro de Washington, después de que Trump asumiera oficialmente la Presidencia.
Muchos ciudadanos se desplazaron desde distintos puntos del país para acompañar al magnate en su investidura, pero muchos otros lo hicieron para mostrar su desacuerdo con su retórica y sus políticas, que consideran divisivas.
«No al racismo», «Las vidas blancas importan demasiado» o «Agarradle a él por las pelotas», eran algunos de los carteles alusivos al nuevo presidente y a las posturas y episodios que ha protagonizado tanto en campaña, como ya siendo presidente electo.
Pese a que los ánimos continuaban caldeados al finalizar el desfile, Trump no quiso dejar pasar sus primeras horas al frente de la primera potencia mundial para rubricar su primera orden ejecutiva.
El nuevo presidente de Estados Unidos instruyó así a las agencias federales a «aliviar la carga» de la reforma sanitaria del ya expresidente Barack Obama en lo relativo a las presiones fiscales.
De este modo, el multimillonario pretende que los órganos gubernamentales actúen en la medida de lo posible desoyendo las directivas de la reforma sanitaria de Obama, mientras el Congreso halla el camino para derogar y sustituir el actual sistema de salud, una de sus primeras promesas como aspirante presidencial.
Antes de finalizar la larga jornada de investidura, está previsto que Trump acuda a al menos tres de los bailes de gala que están convocados esta noche en su honor por toda la ciudad, mientras en las calles aún se registran tensiones entre manifestantes y policía.