Curación de una latina ciega amplía la fama de San Chárbel en Arizona
Beatriz Limón / EFEUSA
La historia de Dafne Gutiérrez, una hispana que recuperó la vista gracias a un supuesto milagro de San Chárbel ha despertado el interés por las reliquias de este santo libanés que se custodian en Phoenix (Arizona).
Un año desde que Dafne volviera a ver después de acudir a la iglesia católica maronita de San José en Phoenix donde se encontraban restos del “Santo de los listones”, cientos de feligreses siguen acudiendo a la capilla hasta el punto de que se está levantando un santuario en su honor.
El pastor de origen libanés, Wissam Akiki, quien dirige esta iglesia, señaló que efectivamente ya se inició la construcción del santuario, que tendrá forma de media luna y en medio estará una estatua de gran tamaño del santo.
Dafne Gutiérrez insistió una y otra vez que lo que le sucedió es un verdadero “milagro”. “Los doctores no lo pueden explicar. Al principio pensaban que estaba imaginando cosas por mi necesidad de ver, pero cuando me hicieron los exámenes ni siquiera apareció daño en el nervio óptico”, declaró.
“Estaban sorprendidos, porque de acuerdo a su diagnóstico yo nunca iba a volver a ver, ni con un trasplante de cornea”, explicó.
Cristofer Pereyra, director de la oficina hispana de la Diócesis de Phoenix, indicó que el mismo Obispo Thomas Olmestd habló con los médicos y revisó muy de cerca el caso de Dafne Gutiérrez, quien volvió a ver el 18 de enero del 2016.
“Fue a cerciorarse de que en efecto no hay explicación científica para la milagrosa recuperación de la vista de Dafne”, comentó.
Akiki indicó que ahora miles de personas visitan las reliquias del santo, por ser muy milagroso. “Dafne vino y se confesó conmigo, le dije que orara y tuviera fe, luego le hice la señal de la cruz en la frente y los ojos, y luego el santo Chárbel hizo el milagro para beneficio de sus tres hijos”, comentó el padre.
Los restos incorruptos (cadáver) de San Chárbel, cuyo verdadero nombre es Yusef Antun (José Antonino) Majluf, estuvieron del 15 al 17 de enero del 2016 en Phoenix, donde miles de personas acudieron a las liturgias y círculos de oración.
En vista de la gran devoción de los feligreses hacia el santo, se decidió dejar un pedazo de su mano para que los creyentes siguieran visitando la iglesia y pidiendo por sus necesidades.
Gutiérrez, quien había vivido con la malformación o anormalidad de Arnold Chiari desde que tenía 13 años, perdió la visión en sus dos ojos hace unos años, por eso asegura que tras su recuperación por obra del milagro su vida cambió totalmente.
“Recuerdo que escuché en las noticias de un santo que hacía milagros, pero ya había ido a tantas iglesias, que no me sentía muy animada. Fue mi cuñada quien me convenció”, detalló.
Recordó que los doctores fueron drásticos en su diagnóstico y todos le aseguraron después de su última cirugía que no había manera de que volviera a ver.
“Entré caminando y una vez que me tronó el nervio óptico, salí acompañada de una trabajadora social que empezó a enseñarme a usar el bastón. Fue algo muy duro salir de ahí con ayuda, llegar a mi casa y no poderme valer por mí misma, tener que oír a mi hija decir que mañana es el día de fotos, y preguntarme cómo se le ve el peinado”, relató.
La mujer, de 31 años y ahora madre de cuatro hijos, confesó que fue por sus hijos que pidió el milagro, para que pudieran tener una madre que velara por su futuro. “Fue muy importante la entrega a Dios, como le pedí ese favor por mis hijos, Dios a través de San Chárbel me dio la segunda oportunidad de poder ver a mis hijos. Fue algo muy bonito, he aprendido mucho”, explicó.
Dijo que cuando se confesó sintió que una persona a su lado la estaba tocando pero luego le comentó a su cuñada que no había nadie alrededor de ella, y cuando llegó a su casa se veía diferente y empezó a sentir mucho dolor en los ojos. “Sentía que se me quemaban los ojos, desperté a mi marido para que me ayudara, y me dijo que olía como a carne quemada. Luego me pidió que abriera los ojos, prendió la luz y empecé a ver sombras”, indicó.
Dafne no pudo dormir esa noche esperando la hora en que amaneciera para ir a ver a los doctores, quienes estaban escépticos ante su historia. Luego, una vez que le realizaron los exámenes constataron que su vista se encontraba totalmente normal.
“Hasta formaron un comité de varios doctores para estudiar mi caso y todos coincidieron que no había explicación médica. Ahora, estoy en revisiones periódicas y Dios gracias desaparecieron las convulsiones y sigo bien”, señaló.
Desde su curación Dafne Gutiérrez no deja de visitar la iglesia de San José, donde dentro de un pequeño árbol de hierro, colocado sobre el altar, se exhibe un fragmento muy pequeño de la mano del santo que se dejó ahí como testimonio de su milagrosa visita a Phoenix.
San Chárbel, nacido el 8 de mayo de 1828, murió a los 70 años en el monasterio maronita de Annaya (Líbano), en la Nochebuena de diciembre de 1898, donde actualmente yacen sus restos incorruptos en una tumba que se dice emana un líquido acuoso de sangre de manera milagrosa.
El santo, que tiene un gran historial de curación incluso después de su muerte, fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 y canonizado el 9 de octubre de 1977 por el papa Pablo VI, convirtiéndose en el primer santo del Líbano.