«Ya no somos jóvenes…lo que sí seguimos es siendo indocumentados»
Laura Barros / EFEUSA
«En eso sí el presidente (estadounidense, Donald Trump), tiene razón: ya no somos jóvenes», admite el «soñador» Antonio Alarcón, pero recuerda que lo sí siguen siendo es «indocumentados».
«Ya no somos los DACA ‘kids’ (chicos DACA) que nos llaman, verdad. Ya somos personas adultas», declara Alarcón, un joven nacido hace 25 años en Veracruz (México).
Alarcón es uno de los «soñadores» de Nueva York que ha plantado cara al intento de Trump de cancelar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés), al sumarse a la demanda originalmente presentada por su compatriota Martín Batalla Vidal y que ahora revisa el Supremo.
«Ya somos personas que mantenemos a familias, somos personas que trabajamos y que estamos contribuyendo a este país», agregó este inmigrante, quien además asegura, al dirigirse al gobernante estadounidense: «no somos criminales».
«No somos lo que nos tacha el presidente, somos personas trabajadoras y al final del día, pues día a día nos estamos volviendo más viejos, es la realidad, pero tenemos la misma energía que seguimos luchando para que un día tengamos esa oportunidad de recibir nuestra residencia y eventualmente la ciudadanía», defendió.
Sus palabras vinieron después de que Trump afirmara en Twitter que «muchas de las personas en DACA ya no son tan jóvenes y están lejos de ser ‘angelitos'» e incluso aseguró que «algunos son criminales muy curtidos».
Pero Antonio no es el único dispuesto a dar la pelea. Este martes, decenas de jóvenes desoyeron los pronósticos de frío y lluvia para congregarse a las afuera del Supremo, que en su interior albergó una audiencia en la que el Gobierno y los defensores de DACA expusieron sus argumentos.
«Al salir (de la corte) y ver la cantidad de personas que había fue espectacular, fue algo muy bonito. Creo que a muchos de nosotros que fuimos demandantes se nos salió una lágrima de ver el amor y el apoyo», confesó.
Las historias de estos jóvenes, aunque similares, no dejan de ocultar la realidad de familias que pensaron en EE.UU. como un destino para hacer realidad sus sueños.
Hoy sus padres se encuentran en México, a donde volvieron en 2012 tras el fallecimiento de los abuelos de Antonio, quienes tenían a su cargo uno de los hermanos de este joven, pero él dice que su vida está en el populoso condado neoyorquino de Queens.
«Ahí trabajo, ahí vivo, ahí voy a fiestas con mis amigos, tengo familiares externos, amigos. Entonces, ese es mi hogar, yo no conozco Veracruz tanto como conozco Queens», afirmó Antonio, que gracias a DACA visitó Veracruz en 2013 y luego en 2016.
Y aunque ahora queda a la espera del pronunciamiento de los nueve magistrados en torno a este plan, cuya permanencia ha sido defendida por tres cortes, anticipa que en caso de que el fallo no sea favorable servirá para «seguir luchando».
«Nuestros padres nos han enseñado que se puede en este país con o sin papeles. Muchos de ellos no saben el idioma y aun así hicieron lo imposible para poder salir adelante», recordó, aunque apuntó que si la decisión de la Corte es positiva la tomarán «con mucha felicidad».
Antonio, quien admite que ser demandante lo ha sacado del anonimato e incluso lo ha puesto frente a los ojos del sistema migratorio, fue orador en un breve encuentro con la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Esta vez, el pedido fue para una solución migratoria permanente. Ya el pasado 4 junio la cámara baja había aprobado un proyecto de ley ideado para que los amparados por los programas DACA, el Estatus de Protección Temporal (TPS) y Partida Forzada Diferida (DED) accedan a la ciudadanía. Ahora pasa al Senado, de mayoría republicana.
«Lo que es bueno para los soñadores es bueno para EE.UU.», declaró Pelosi durante la reunión, en la que agradeció a los «soñadores» por hacer al país «más estadounidense con sus esperanzas, optimismo, coraje» y «determinación para hacer un mejor futuro para sus familias».