Astros, último castigo ejemplar por hacer trampa en el deporte profesional
Los Astros de Houston se convirtieron en el centro de atención del deporte profesional en Estados Unidos tras el anuncio del dueño del equipo del despido del gerente general Jeff Lunhow y el manejador AJ Hinch después que las Grandes Ligas los encontrara culpables de haber permitido un sistema ilegal de robo de señales a los rivales.
Aunque el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, los había sancionado con un año de suspensión de todas las actividades dentro del deporte profesional del béisbol de las mayores, el dueño de los Astros, Jim Crane, anunció que ambos eran despedidos.
Los acontecimientos ocurridos era algo que había mantenido en vilo al mundo de béisbol profesional durante los pasados dos meses desde que el lanzador Mike Fiers, exjugador de los Astros, denunció públicamente el sistema de vídeo que el equipo tenía montado para descifrar las señales que daban los receptores rivales a sus lanzadores.
Manfred tras completar una extensa investigación dio a conocer este lunes el castigo impuesto a Lunhow, Hinch y al asistente del gerente general Brandon Taubman, que fue colocado en la lista de no elegible por un incidente separado.
Mientras que los Astros fueron multados con 5 millones de dólares y perderán sus selecciones de primera y segunda ronda en el sorteo aficionado del 2020 y 2021.
Crane hizo valer su poder para posteriormente castigar con mayor dureza a Lunhow y Hinch tras anunciar su despido de la organización a pesar de los grandes logros deportivos que la franquicia cosechó bajo su dirección, incluido el título de la Serie Mundial en 2017.
De esta manera, el escándalo de las señales robas de los Astros se convierte en el último episodio de penalización severa a quienes violaron las normas dentro del deporte profesional estadounidense.
Se esperaba la dureza del castigo que las Grandes Ligas iban a imponer a los Astros, pero la combinación con las de Crane las ha convertido en las más ejemplares dentro del béisbol profesional.
Pero antes del suceso de las señales robadas de los Astros, desde que se generó el primero de relevancia y conocido, el de las Medias Negras de 1919 hasta las sanciones del escándalo denominado “Deflategate” de los Patriots de Nueva Inglaterra, del fútbol Americano de la NFL, habido también castigos señalados dentro del deporte profesional estadounidense.
El más significativo fue el impuesto al exciclista Lance Armstrong, que pasó de ser modelo de superación tras superar la lucha contra el cáncer testicular a convertirse en el mayor violador del sistema de antidopaje establecido en el deporte del ciclismo.
Armstrong ganó el Tour de Francia siete veces consecutivas, pero una investigación de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) durante el 2012 descubrió que había liderado una red de consumo de PED y que había usado drogas para mejorar el rendimiento él mismo en el transcurso de su carrera.
Sus siete títulos fueron despojados y recibió una prohibición de por vida de todos los deportes bajo la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
El legendario Pete Rose, en una batalla en curso hasta el día de hoy, fue suspendido de por vida por el excomisionado de las Grandes Ligas, Pete Rozell, por apostar en los juegos mientras era piloto de los Rojos de Cincinnati. Como resultado, el líder de imparables de todos los tiempos del béisbol no ha sido consagrado en el Salón de la Fama.
Otras personas prohibidas de por vida incluyen al exdirector de exploración de los Cardenales de San Luis, Chris Correa (robando información patentada de los Astros) y al exgerente general de los Bravos de Atlanta, John Coppolella (infracciones de firma de aficionados).
Antes había llegado el escándalo de “Black Sox”, con el jugador Joe Jackson de protagonista, cuyo nombre fue inmortalizado en “Field of Dreams”, pero el exjugador de los Medias Blancas de Chicago trató de limpiar su nombre en la corte de la opinión pública hasta su muerte en 1951.
Jackson y siete compañeros de equipo fueron absueltos en un juicio estatal, pero el nuevo comisionado de las Grandes Ligas, Kenesaw Mountain Landis, los colocó permanentemente en la lista no elegible en 1921 por lanzar la Serie Mundial contra los Rojos de Cincinnati dos años antes.
A pesar de una montaña de evidencia que exoneraba al grupo, Jackson y el resto fueron efectivamente excluidos del béisbol.
Dentro del deporte universitario el castigo de por vida que se ha impuesto hasta ahora ha sido al equipo de fútbol americano de la Universidad Metodista del Sur en 1987 después de años de acumular violaciones en el reclutamiento de jugadores a los que pagaban.
Los Mustangs cancelaron su temporada de 1987 y jugaron solo partidos fuera de casa en 1988. Perdieron 55 becas en cuatro años y el castigo paralizó un programa que se destacó como uno de los más orgullosos del fútbol universitario a principios de la década.
El escándalo de la trampa también llegó a la NFL con el “Deflategate”, en el que se vieron involucrados los Patriots al desinflar de forma ilegal los balones que utilizaron durante el partido de Campeonato de la Conferencia Americana (AFC) ante los Colts de Indianápolis del 2015.
El comisionado de la NFL, Roger Goodell, abrió una investigación y al final el mariscal de campo Tom Brady y los Patriots fueron encontrados culpables del engaño además de destruir teléfonos móviles durante la investigación independiente que lideró Ted Wells por mandato de la liga.
Brady fue suspendió los primeros cuatro partidos de la temporada regular de 2016 por ordenar la alteración aparentemente de la presión del aire en los balones de fútbol y los Patriots tuvieron que pagar un millón de dólares de multa y perdieron dos selecciones del sorteo universitario del 2016.
Brady y los Patriots tuvieron su reivindicación ante Goodell cuando tuvo que entregarles el Trofeo Lombardi en febrero de 2017 después de su victoria posterior sobre los Falcons de Atlanta en el Super Bowl LI (34-28, OT), que se disputó en Houston.
Dentro del atletismo, la velocista Marion Jones Marion Jones tuvo que devolver las cinco medallas que ganó en los Juegos Olímpicos de 2000 y 2004 y fue expulsada de la competencia de Pekín 2008. Eventualmente admitió haber usado PED antes de los Juegos de 2000 en Sydney, y su última incursión en la competencia profesional fue en la Liga Femenina de Balonesto (WNBA) en 2010.
El deporte del baloncesto profesional de la NBA tampoco se escapó al escándalo de las suspensión de por vida cuando la amante de Donald Sterling, exdueño de los Angeles Clippers, grabó en secreto sus comentarios racistas en una conversación privada y los lanzó al público, lo que desencadenó que fuera declarado mentalmente incapaz de poseer el equipo.
Su esposa, Shelly, se hizo cargo del equipo, lo que facilitó un acuerdo para que vendiese el equipo por 2,5 millones de dólares a Steve Ballmer, uno de los fundadores de Microsoft.El comisionado de la NBA, Adam Silver, tras concluir una investigación interna de la liga, prohibió a Silver de por vida de la liga y le impuso una multa de 2,5 millones de dólares.E