Ordenanzas para promover vivienda asequible y protección de casas antiguas amenazan con desplazar a familias hispanas


María Juega / Periodismo ciudadano
El área metropolitana del condado de Mercer, que incluye Princeton, sigue siendo una de las áreas más segregadas de todo el país. Corremos el riesgo inminente de empeorar la situación al desplazar a docenas de familias de clase trabajadora y acelerar la gentrificación del vecindario histórico de Witherspoon-Jackson, hogar de familias afroamericanas y otros grupos minoritarios durante siglos.

El proyecto de reurbanización de la calle Witherspoon presentado por Hillier Properties LLC a la Comisión Histórica de Princeton (PHC, por sus siglas en inglés) fue aprobado la semana pasada y enviado para su revisión final a la Junta de Planificación.

En su presentación ante el PHC, Robert Hillier repitió comentarios que estereotipaban a sus inquilinos, en su mayoría latinos, e insinuaba que eran una amenaza para la seguridad pública (refiriéndose al incendio de un restaurante en otro lugar del vecindario hace más de 10 años).

También dio a entender que ellos son los culpables de las deplorables condiciones de estas viviendas ocupadas por familias encabezadas por trabajadores esenciales (cocineros, jardineros, niñeras, conserjes…), con hijos nacidos y criados en Princeton. Algunos de los residentes más jóvenes son Princetonianos de tercera y cuarta generación.

Cuando se le preguntó sobre lo que se avecina, Hillier dijo: «nos hemos reunido con los inquilinos para elaborar un plan y estamos proporcionando fondos para hacerlo posible». Sin embargo, no se ha divulgado a los inquilinos, ni se ha hecho público, los detalles del “plan». Que se sepa, la única comunicación oficial sobre los planes de reubicación ha sido la carta de Hillier Properties en septiembre de 2023 a todos los inquilinos, en la que se indica que «[…] estamos trabajando con la Municipalidad de Princeton para determinar qué opciones y recursos pueden estar disponibles para ustedes …» Es hora de que se divulgue cuáles son estas opciones y recursos.

¿Es posible la opción de nombrar un mediador imparcial, aceptable para las dos partes, que ayude a llegar a un acuerdo negociado, a fin de nivelar el desequilibrio de poder? Según la ley de Nueva Jersey, los inquilinos solo pueden ser desalojados por «buena causa». Robert Hillier reconoce que sus propiedades no cumplen con el código municipal de habitabilidad, y necesitan ser demolidas. La reconstrucción por parte del propietario no constituye una «causa justificada». Hillier tendría que compensar a estos inquilinos por su reubicación involuntaria e, idealmente, ofrecerles condiciones adecuadas para regresar después de la reconstrucción.

Los habitantes de Princeton deben apoyar públicamente a estos vecinos llamando o escribiendo a los miembros del Concejo Municipal y pidiéndole a la Junta de Planificación que suspenda el proyecto hasta que se acuerde un plan de reubicación justo y equitativo con los inquilinos. Es particularmente exasperante que, en este caso, las mismas políticas diseñadas para combatir la segregación económica y promover vivienda para “Las Familias Olvidadas”( el “Missing Middle” en inglés) hayan sido subvertidas para producir el resultado opuesto.

Al ignorar el desplazamiento de los residentes de ingresos moderados y diseñar una reconstrucción impresionante pero muy costosa, con mini-viviendas orientadas al mercado de alquileres transitorios, este proyecto contribuiría a una mayor gentrificación y menor diversidad económica en Princeton.

Las ordenanzas de Zonificación de Viviendas Asequibles y del Distrito Histórico del barrio de Witherspoon-Jackson deben modificarse. Se crearon para proteger el carácter y la cultura de la clase trabajadora de este vecindario, no para seguir expulsando a sus residentes.